La Sala Cuarta Pared cierra la Trilogía Negra con Tantos esclavos, tantos enemigos desde el pasado 16 de febrero. Ha sido un gran éxito de público, logrando así prorrogar todo el mes de abril. Después del triunfo de sus antecesoras, "Instrucciones para caminar sobre el alambre" y "Nada que perder", se cierra este ciclo sobre "los invisibles". Además, han apostado por un thriller cómico, que combina teatro documental y autoficción. Escrita por QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe, se ha convertido en uno de los estrenos más importantes del conocido espacio teatral de la calle Ercilla. Se puede disfrutar hasta el 29 de abril en la Sala Cuarta Pared.
Reparto: Salvador Bosch
Marina Herranz
Rosa Manteiga
Javier Pérez-Acebrón
Guillermo Sanjuan
Duración: 110 min. apróx. Dirección: Javier G. Yagüe Dramaturgia: QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe Escenografía, vestuario y atrezzo: Monika Rühle /La Casa Colorada Iluminación: Virginia Rodríguez Laguna Audiovisuales: Marcos Castro Colaboradores: Jose Luis Torrecillas, Susana Hidalgo, David Fraile, Marcos Castro, Richard Vázquez, Pablo Ramiro y Marta Pons Voces e imágenes grabadas: Pedro Ángel Roca, Aitor Satrustegui, Aldo Benito, Ana Astorga, Jose Antonio Angorilla, David Rubio y Asu Rivero Realización escenografía: Cuarta Pared, Monika Rühle /La Casa Colorada Fotografía: Pablo Ramiro y Monika Rühle Cómic: Ruango Comunicación: Cuarta Pared Ayudante de dirección: Elvira Sorolla Producción: Cuarta Pared
Tráiler de 'Tantos esclavos, tantos enemigos'
Sinopsis de 'Tantos esclavos, tantos enemigos'
Tantos esclavos, tantos enemigos es una obra rigurosamente falsa y tenemos muchos documentos que lo demuestran: atestados judiciales, denuncias, titulares de prensa, whatsapps robados, grabaciones clandestinas, presupuestos B, partes de lesiones, vídeos de diferentes fuentes y testimonios de personas que parecían recién salidas de una alucinación.
Cada uno de estos documentos nos ayuda a reconstruir los pasos de una venganza que empieza con un desahucio y que llevará a nuestro protagonista a convertirse en El Impostor para reparar la injusticia.
En esta lucha imposible contra el poder no está solo. Le ayudarán invisibles como tú y yo, que ya estamos hartos de todo y a quienes nos queda el consuelo de que –al menos en esta obra de teatro– los cabrones que la hacen, sí la pagan. (SALA CUARTA PARED).
Ajustes de cuenta
Después de casi 10 años desde la primera entrega de la Trilogía negra, Tantos esclavos, tantos enemigos cierra el ciclo de esta saga teatral. Escrita por QY Bazo, Juanma Romero y Javier G. Yagüe, quien ya se encargó de las dos primeras, se sumerge en la estafa de la burbuja inmobiliaria en una historia que sabe captar la atención del espectador. Mediante un hilo conductor familiar, se va desvelando el plan de su protagonista, llenándolo de comedia y al mismo tiempo de suspense. Gracias a ello, se revela una situación conocida por muchos, pero no profundizada siempre como debiera. Por tanto, términos como SICAV se convierten también en elementos a descubrir. Se puede ver que el libreto tiene una escritura ágil, ligera, al mismo tiempo que cuidada y llena de matices.
Hay algún detalle y pequeño homenaje a las dos anteriores entregas, aunque no es necesario haberlas visto para formar parte de este universo. Por otro lado, destaca la multitud de personajes que aparecen sobre las tablas. A pesar de agradecerse la riqueza de participantes en el relato, puede ser que haya momentos en los que se sienta que hay demasiadas piezas sobre el tablero. Por ende, hay pasajes que podrían omitirse o simplificarse. No obstante, únicamente afecta al desarrollo orgánico de la pieza y no de una forma notoria. Con lo cual, mantiene la frescura de su ejecución. Hay momentos en los que la acción no avanza con toda la fluidez que debería, así como florituras que se hacen más por lucimiento del montaje que por un fin narrativo en sí. Aun así, el resultado es efectivo, pese a ser algo menos potente que las dos anteriores entregas.
El origen
Rostros ya míticos de la Trilogía Negra regresan para Tantos esclavos, tantos enemigos. Sin duda, se puede ver la consolidación de un reparto que funciona a la perfección como conjunto. Así, forma un engranaje que ya sienta una base sólida. Después, de forma individual, también consiguen un resultado estupendo. En primer lugar, Salvador Bosch logra una actuación exquisita, cambiando de perfil constantemente, dotando a cada uno de sus personajes una personalidad única. No sólo los amolda en voz y cuerpo, sino que extrae un lenguaje no verbal muy bien definido. Luego, Marina Herranz se convierte en una maestra de ceremonias muy dinámica, con fluidez y cercanía. También se valora su versatilidad en escena, aprovechando varias partes en las que disfruta y transmite auténtica comedia. Únicamente, su fuerte presencia escénica puede dificultarle la naturalidad en algún perfil.
Rosa Manteiga es absolutamente maravillosa, con una actuación llena de colores y matices. Además, se atreve con contrastes muy curiosos, que le dan un toque especial. Arrasa con una energía muy pertinente, sabe donde atinar y da con la tecla en todo momento. Por lo que, su trabajo se convierte en uno de los aspectos más importantes a destacar. Luego, Javier Pérez-Acebrón consolida un personaje muy tierno, dándole una familiaridad que lo coloca en esa locura cercana. Además, expresa de una manera muy orgánica, dándole una verosimilitud absolutamente naturalista. Por último, Guillermo Sanjuan está espléndido, sabe en todo momento donde colocarse, el tono de la escena y seguir presente aunque el foco no esté en él. Ejemplo de ello, es la escena del baño en la prisión, una auténtica muestra de su presencia escénica cómica.
Un viaje por las memorias
La producción de Tantos esclavos, tantos enemigos confecciona una puesta en escena elevada, donde se ven varios cambios de escenografía, una construcción estética más compleja. Por tanto, no tira hacia una estrategia más minimalista, sino que se presentan multitud de espacios, objetos, cambios de vestuarios, que logran que el espectador viva ese viaje rocambolesco a la perfección. Además, se cuida todo tipo de detalles, lo que permite que se valore muy positivamente el despliegue artístico y técnico, dado que no es nada fácil poner todo en marcha y funcione de la manera en la que lo hace. Asimismo, hay un uso del audiovisual pertinente, que sirve más de contextualización, pero que fluye sin problema. Con lo cual, cumple con su intención, que es llevar por distintos lugares a los asistentes.
También se formula un espacio sonoro en el que se presentan momentos que rompen con la atmósfera creada, como el coloquio supuesto con el público, ayudando así a favorecer el ritmo de la pieza. Gracias a este tipo de detalles, su duración no se vuelve en contra, sino que consigue mantener la atención del público. Únicamente, hacia su desenlace, se puede sentir que en esa comedia más física, basada en el movimiento y en la acción, acabe por menguar el dinamismo que hay en la mayor parte de la pieza. Aun así, sigue siendo una propuesta firme, que sabe lo que quiere transmitir y utiliza muy bien cada elemento para llegar a ello. Por tanto, en su conjunto, sorprende por haber logrado un puzzle escénico que funcione favorablemente y mantiene enganchado a la audiencia.
Conclusión
Tantos esclavos, tantos enemigos es una denuncia social mediante la comedia, que cierra el ciclo de la conocida como Trilogía Negra. Por tanto, expone una realidad que se conoce, pero yendo más allá, desgranando algunos términos que no siempre son sabidos por el público general. No obstante, puede sentirse que las anteriores entregas fueron más viscerales. Por otra parte, el elenco es estupendo, un trabajo coral exquisito, siendo de lo mejor de la pieza. Asimismo, la propuesta confecciona un puzzle de elementos sobre la escena, que hay que destacar por la manera en la que hacen que funcione. Un reto complicado, que cumplen. El humor y el surrealismo se combinan con la realidad más reivindicativa con un cierre de la trilogía digno.