"The Great Gatsby": El lujo y el drama en copas de cristal

The Great Gatsby es una inmersión teatral que busca proporcionar a los espectadores una experiencia cuatridimensional de 360 grados en la que podrán interactuar con los personajes, explorar varias estancias y disfrutar de una cena extraordinaria en uno de los lugares más afamados de Madrid.

Cada una de las representaciones de estas veladas interactivas nos abre las puertas a participar en la fulgurante vida de Jay Gatsby y su círculo de amigos de la alta sociedad. (GRAN VÍA COMUNICACIÓN). 

Opulencia y disfrute

La compañía Secret Theatre llega con The Great Gatsby con su primera producción en España, en concreto, en Madrid. El Mandarín Oriental Ritz es el encargado de acoger esta experiencia teatral inmersiva, que introduce al espectador en el universo del famoso libro de F. Scott Fitzgerald. En primer lugar, la estructura narrativa se compone de dos estadios: por un lado, la previa a la representación y, después, la obra en sí misma. La primera es más efectiva en su interacción con el espectador, llevando una línea dramática concreta que permite al actor y al asistente entrar de lleno en la historia. Por lo cual, se aplaude esta estrategia que invita a sumergirse más fácilmente en la ambientación. Además, al acompañarlo de guiños fácilmente reconocibles del mundo de Gatsby, se produce un efecto fresco sobre el público.

Sin embargo, la segunda parte, en la que se adapta la novela en una representación más cerca al montaje usual de las obras teatrales, no logra el mismo impacto. Pese a respetarse la esencia original de la historia, se pierde un golpe más cautivador y potente al hablar de un icono como Gatsby, que es todo un referente artístico. En consecuencia, queda en un segundo plano, lo que hace que no luzca todo lo que pudiera. En este sentido, podría potenciarse con una versión en la que tenga más importancia tanto dialogo como acción. De esta forma, lograría que la experiencia se completase de una manera más redonda, llegando a dar un paso más en la concepción teatral que hay en esta compañía. Se comprende la dificultad de equilibrar ambas facciones, para no aletargarse en el tiempo, por lo que pueden seguir mejorando en ello.

Dentro del clásico

La propuesta cuenta con un elenco formado por actores de habla hispana. En primer lugar, Mark Curado da vida al famoso Jay Gatsby. En su jovialidad se halla una ternura innata, que contrasta con otras versiones del personaje. Por lo que, es una apuesta interesante. Aun así, podría dar más vigorosidad y verdad a su trabajo en escena. Después, Jessica Alonso regala una estupenda Myrtle, su sencillez y su cercanía convierten su trabajo en una delicia y conecta fácilmente con los asistentes. También hay que aplaudir el trabajo Leonardo Noda, quien evoluciona a su máximo nivel en el desenlace. Nico Conde, Patrick Rabion e Isabel Dugo brillan en sus trabajos interpretativos, en especial Castro y Rabion. Por otro lado, Beatriz Villar y Carla Moro forman un tándem musical exquisito. Intervención especial de Richard Crawford con un resultado efectivo. Por último, Carmen Izquierdo no termina de entrar en su personaje.

Uno de los atractivos más destacables de The Great Gatsby es su localización. Vivir desde el Mandarín Oriental Ritz la experiencia hace que adquiera un tono diferente y selecto. Por lo cual, asienta y configura de una manera óptima el espacio dramático con la pomposidad y riqueza que emana de la novela original. Gracias a ello, no podría haber mejor escenario, ya que no hay nada más sorprendente que la propia realidad. Además, se valora que se puedan ver distintos lugares del Ritz, dándole ese halo vivencial. Después, la parte inmersiva logra alcanzar el interés de los espectadores y se mezcla con el buen rollo que se gesta. A nivel culinario, se agradecen los detalles, así como una calidad en el menú de la cena, que permite poner el lazo final a la experiencia completa.

Conclusión

The Great Gatsby es una experiencia gratificante en su conjunto, permitiendo innovar en el género teatral y explorar una estructura diferente. Su mayor fuerte se halla en el carácter inmersivo y la participación activa que provoca en el espectador. También hay que destacar el cuidado y el lugar escogido, una decisión totalmente acertada. Por otra parte, tiene un elenco solvente, que podría mejorar en algunos casos concretos en la fuerza que exigen sus papeles. Asimismo, mengua en la fantasía en su representación del texto original durante la cena, lo que hace que se vea cierto desequilibrio en las dos partes principales de la obra. Un viaje hacia un clásico literario, que atrapa por el carácter vivencial que fabrica al meter al propio asistente en la puesta en escena.

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