El pasado 15 de marzo se estrenó en Netflix Un deseo irlandés, película protagonizada por Lindsay Lohan, que certificaba su regreso a la industria cinematográfica. Considerado todo un éxito en la plataforma, se ha colocado en el puesto número 1 en varios países. Sin duda, es una gran noticia para la antes considerada 'chica mala' de Hollywood, que demuestra que sigue en plena forma mediáticamente. Después del éxito de "Navidad de golpe",Un deseo irlandés es la segunda colaboración entre la famosa plataforma y Lohan.
Un deseo irlandésnos presenta a Maddie, que deja a un lado sus sentimientos para ser dama de honor en la boda, que se celebrará en Irlanda, cuando el amor de su vida se compromete con su mejor amiga. Días antes de la ceremonia, y de forma espontánea, Maddie pide un deseo: encontrar al amor de su vida... ¡y se despierta convertida en la prometida! Con Ayesha Curry, Ed Speleers y Alexander Vlahos. (NETFLIX).
El regreso de Lindsay Lohan a la industria cinematográfica de Netflix se ha convertido en todo un hecho con su segundo film.Un deseo irlandés, escrita por Kirsten Hansen, ha llegado a la plataforma, convirtiéndose en todo un fenómeno, siendo número 1 en múltiples países, incluido España. Esta nueva etapa, sin duda, es toda una celebración para Lohan, quién se corona como reina de las comedias románticas de la plataforma. La historia vuelve a traer a los espectadores aquello de “cuidado con lo que deseas” y reflexiona sobre el amor desde una vertiente más orientada al entretenimiento y al placer fácil. Por lo cual, no hay intención de ir más allá, sino quedarse en esa mirada más superficial.
El principal problema que se encuentra el film es que al traer un conflicto que ya se ha podido ver en otras cintas, se puede esperar que haya una variante que seduzca al público o, por lo menos, una estrategia que encadena risas y suspiros, pero no sucede. Desde el principio, se pueden ver sus intenciones, que acaban ocurriendo predeciblemente según se va desarrollando la trama. Con lo cual, se queda en un guion que se adentra en el melodrama puro. No obstante, se aprovecha para dar algo de exposición a la cultura irlandesa, aunque incluso en este punto podría haber ido todavía a más. Pese a un libreto mejorable, cumple con su misión de traer a Lohan al foco público y de hacer pasar un buen rato.
La 'Lohanissance'
Lindsay Lohan encabeza el reparto de Un deseo irlandés, siendo su principal reclamo. Ya se habla en los medios de la famosa nueva etapa de la actriz, tildada de “Lohanissance”. En primer lugar, hay que admitir que el trabajo de Lohan es uno de los mejores aspectos de la cinta. Se puede ver como disfruta ante la cámara y se encuentra absolutamente cómoda en la piel de su personaje. Sin embargo, como avalan trabajos previos, Lohan se merece algo más. A pesar de ello, su interpretación es fresca y es un renacimiento agradable. Por otro lado, Ed Speeleers logra convencer como partenaire y tiene ese punto ácido que aprovecha al máximo.
Alexander Vlahos se divierte con su personaje, llevando a su Paul Kennedy hasta el extremo. Si hay que dar vida a alguien no excesivamente inteligente, Vlahos ha sabido exprimirlo y triunfa con su trabajo ante la cámara. La ridiculez que lleva su personaje impregnado le da ese punto hilarante que le sienta bien al film. Elizabeth Tan y Ayesha Curry cumplen con sus papeles, sin obtener ningún momento revelador, pero tampoco chirriando. No son las mejores actuaciones del año, pero salvan los muebles sin dificultad. Por último, Jane Seymour consigue destacar, pese a no tener muchas escenas y con un guion complicado de defender, lo que indica su buena labor como actriz.
Irlanda siempre es un sí
¿Qué es lo mejor de Un deseo irlandés artísticamente? Sin duda, Irlanda. Los parajes que aparecen en el film se convierten en uno de los atractivos del largometraje, dado que le da otro tipo de cuerpo. Además, gracias a ello, la dirección de fotografía ha podido aprovechar estos escenarios naturales para dar potencia al film y es algo que eleva la calidad general de la película. Los efectos especiales están solventes, sobre todo en la escena del deseo, donde cumplen con lo que se les pide. Por otra parte, destacar el diseño de vestuario, que ha sabido dar a cada personaje una personalidad concreta.
El montaje tiene momentos en los que se ve un buen uso de la comedia, dando dinamismo al film. Sin embargo, en la mayor parte del metraje, se percibe una excesiva contemplación ante una historia que no necesita de dicho elemento. En consecuencia, se puede hacer algo lenta, algo que supone un gran problema al tratarse de una película que busca el entretenimiento fácil. Se echa en falta que aprovechen las escenas donde hay más frenesí, más drama, y evitar que pasen sin pena ni gloria, que es lo que sucede. Asimismo, hay demasiados personajes que, realmente, no aportan a la acción y podrían omitirse, como Finn o los padres de Paul Kennedy. Una película que cumple con su cometido de una forma tenue.
Conclusión
Un deseo irlandés certifica el regreso de Lindsay Lohan a la industria cinematográfica, con un entretenimiento ligero y fácil. Sin embargo, a pesar de colocar en el foco a Lohan, el guion no logra explotar sus ingredientes para convertirse en una comedia hilarante, sino que cumple sin grandes proezas en su haber. A pesar de ello, Lohan demuestra haber nacido para el cine y se encuentra plenamente cómoda ante las cámaras y su personaje. Se puede decir: merece algo mucho mejor. Por otro lado, el rodar en Irlanda logra dar otro cuerpo al film, siendo éste su mejor aspecto artístico. El montaje es lento, algo que va en su contra, al necesitar de más acción y dinamismo a favor del género cinematográfico en el que se encuentra. Un deseo fugaz, entretenido, pero mejorable.