Una pequeña historia, dirigida por Ángela Bacaicoa y Juan Esteban Cuacci, es la obra con la que Héctor Alterio se va despidiendo de los escenarios. Estará en cartel solo tres días en el Teatro Reina Victoria de Madrid.
Entre el amor y el humor, una noche de goce con todos los sentidos, de la mano del actor que sabe atravesarnos con su voz inigualable, y la sensibilidad de nuestra música en manos de Juan Esteban Cuacci.
Una comunión/celebración sobre el escenario, con un inmenso Héctor Alterio en este regreso cargado de recuerdos y vivencias en los poemas de Cátulo Castillo y un portavoz de la justicia como León Felipe, entre otros.
Un espectáculo con dramaturgia de Ángela Bacaicoa, la compañera de vida de Alterio, que relata cómo Héctor, con cuarenta años, en 1974, se vino a España para presentar la película La Tregua y cuando quiso volver, ya no había aviones de regreso para él.
Fue así como Madrid resultó ser su cárcel y su salvación.
En ese momento de su vida tuvo que acomodarse a otros escenarios y cambiar su acento, enfrentándose al dolor del exilio. Casi como un sostén en esos años, se dejó conmover por los poemas de León Felipe, que como él era un hombre de teatro y exiliado político. Se convirtió en un trovador, recorriendo el país, recitando estos versos del español que también hizo suyos.
En este espectáculo que se llama Una Pequeña Historia, Héctor recita tangos, la poesía en la que fue tallado desde niño, e irá hilvanando la emoción de todos estos años entre León Felipe, Borges, Catulo Castillo, Piazzolla, Horacio Ferrer, Hamlet Lima Quintana y Eladia Blázquez.
Casi como un cómplice, en este viaje a la memoria, lo acompaña musicalmente Juan Esteban Cuacci desde el piano, multiplicando la sensibilidad en la platea. (TEATRO REINA VICTORIA).
Foto de Jesús García Serrano
La misma ilusión de siempre
Como pez en el agua que conoce el río, incluso el mar en el que se mueve, así pudimos ver a Héctor Alterio sobre las tablas de Reina Victoria. Los años que le preceden son vivencias que se suman a un talento ya de sobra conocido. La historia de su vida en pequeñas gotas con la que va salpicando un texto cargado de poesía y emoción. Alterio nombra a Benedetti y a Borges, recita a León Felipe, poeta migrante que hizo también su camino al andar, incluso se aventura a cantar tangos de Cátulo Castillo y Eladia Blázquez, entre otros.
Conversa con los recuerdos, a veces difusos, pero otras tan nítidos que llevan a la clarividencia sin dejar de la mano el texto escrito y dirigido por su compañera de vida Ángela Bacaicoa. Con un brillo en sus ojos que no miente y una sonrisa que apacigua e invita a acompañarle en este recorrido por una historia que, en realidad, no tiene nada de pequeña.
Una pequeña historia es un encuentro con el teatro, pero también con la historia de un país y de un hombre marcado por el exilio. Las desventuras de un joven actor que viajó a España para protagonizar La tregua y a partir de ahí tuvo que acomodarse a un nuevo modo de hacer las cosas. Tímido por naturaleza, encontró en el teatro una manera de expresarse y de vivir y la aventura le ha llevado a interpretar personajes que están prendidos en nuestra memoria para siempre.
Foto de Jesús García Serrano
1974 Buenos Aires – Madrid
Héctor Alterio se formó en grupos de teatro vocacional en Buenos Aires, pero tuvo su primer papel protagonista en La tregua (1974), de Sergio Renán. Incluido en las listas negras de la organización terrorista de extrema derecha Triple A, tuvo que abandonar Argentina y en 1975 recaló en España. Trabajó con Carlos Saura en Cría cuervos y con Ricardo Franco en Pascual Duarte. Con A un dios desconocido recibió el premio al mejor actor en el Festival de San Sebastián y a partir de 1983, con la caída de la dictadura de Jorge Rafael Videla, pudo volver a trabajar en Argentina.
Una pequeña historia es su despedida de los escenarios, tras 70 años de profesión, así que quienes lo vimos en el Reina Victoria estamos de suerte, porque el regalo de una obra de este calibre no tiene precio. Las melodías al piano de Juan Esteban Cuacci se imbrican en los recuerdos del actor argentino tejiendo una función en la que no falta tampoco el humor.
Foto de Jesús García Serrano
Conclusión
El mismo día que un presidente argentino ultra liberal visita Madrid para recibir un premio inventado, se estrena esta pequeña gran historia protagonizada por un actor que tuvo que tuvo que huir de Argentina por motivos políticos.
Sobran las palabras. Si tienen la oportunidad, vayan a ver esta obra. No caben más conclusiones.