Emir Kusturica es uno de los pocos cineastas que posee dos Palma de Oro, el premio más importante del Festival de Cine de Cannes. Una por Papá está en viaje de negocios en 1985. Y otra por Underground, estrenada en 1995, de la cual voy a hablar. Se trata de una comedia negra y de narración épica ambientada en Belgrado desde los inicios de la II Guerra Mundial hasta las Guerras Balcánicas. Narrada en tres actos, el montaje incluye material de archivo de la época para darle contexto y profundidad. La primera etapa corresponde a la invasión nazi. La segunda, en plena Guerra fría. Y la última, al periodo de las Guerras Balcánicas.
Crítica de 'Underground'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Underground
Título original: Underground
Reparto:
Miki Manojlovic (Marko)
Lazar Ristovski (Crni (Blacky))
Mirjana Jokovic (Natalija)
Slavko Stimac (Ivan)
Ernst Stötzner (Franz)
Srdjan Todorovic (Jovan)
Mirjana Karanovic (Vera)
Milena Pavlovic (Jelena)
Danilo 'Bata' Stojkovic (Deda)
Bora Todorovic (Golub)
Davor Dujmovic (Bata)
Año: 1995
Duración: 165 min.
País: Yugoslavia
Director: Emir Kusturica
Guion: Dusan Kovacevic, Emir Kusturica
Fotografía: Vilko Filac
Música: Goran Bregovic
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Cinemussy S.L
Tráiler de 'Underground'
Sinopsis
Año 1941. Belgrado, durante la Segunda Guerra Mundial. Marko y Petar, delincuentes y amigos, luchan contra los alemanes. Petar resulta herido y, para salvarse, se refugia en un sótano junto a un grupo de partisanos. Por otro lado, Marko se convierte en un héroe y, terminada la guerra, se convierte en uno de los favoritos de Tito de la Yugoslavia comunista. Pero el destino de Petar ha resultado muy distinto...
Dónde se puede ver la película en streaming
Underground empieza como un tiro
Underground empieza como un tiro. Y lo digo en ambos sentidos, literal y figurado. A base de disparos de pistola y mucha jarana. Emir Kusturica nos presenta a Marko Dren y Petar Popara (Blacky), dos amigos partisanos y delincuentes, haciendo de las suyas en una noche de 1941 en Belgrado. Con tremenda melopea y subidos a una carroza con caballo en vísperas de la II Guerra Mundial. Escoltados por una banda de música gitana de tuba y trompeta. Poco podría mejorarse a partir de aquí.
Pues lo hace, más adelante, con la escena del bombardeo nazi en el zoo de la ciudad. Donde vive y trabaja el hermano de Marko, con dificultad para comunicarse con humanos y fácilmente con los animales.
Estos dos amigos de los que hablaba se empeñan en hacer la puñeta a los nazis que han invadido su país y sacan tajada de ello. En ese periodo, Marko ha montado en el sótano de la casa de su abuelo una fábrica de municiones con Blacky y otros refugiados. Entre ellos, su mujer, a la que pierde al dar a luz a su hijo. Y entonces se obsesiona con Natalija, una actriz en ascenso a la que también pretende el oficial nazi Franz. Y la intentan secuestrar.
Por este motivo, Blacky es herido de gravedad y su amigo Mark lo esconde en el sótano junto al resto de familias explotadas. Y los engaña para que no salgan “hasta que la guerra termine” durante veinte años. Underground, claro, hace referencia a los que viven bajo suelo. Allí se abre paso una vida en paralelo. Marko no solo traiciona a Blacky con la realidad en la superficie, sino con la pretendida. Natalija acaba como su esposa, así como se convierte en un hombre fuerte dentro del núcleo duro del mariscal Tito.
Kusturica traspasa los límites de la realidad
Underground es una hipérbole del mito de la caverna de Platón llevado al escenario beligerante en Yugoslavia. Una película excesiva por lo absurda y grotesca, pero también por la crueldad que denuncia. Es una obra casi operística, una tragedia clásica en clave de humor negro y físico ―del cartoon al slapstick―.
La metáfora con los países yugoslavos es otra figura retórica que Emir Kusturica utiliza a través del poliamor entre Marko, Blacky y Natalija. Inconmensurables interpretaciones de Miki Manojlović, Lazar Ristovski y Mirjana Joković respectivamente. Están al borde de la locura. La complicidad es evidente.
Kusturica abraza el surrealismo para contar una historia que suena verosímil por el lugar en que ocurre. Su trabajo recuerda y mucho a Federico Fellini, Terry Gilliam y David Lynch. Sobre todo, por la singularidad de sus personajes y la unión de ideas completamente disparatadas. Como también demuestra que el cineasta serbio ha sido claramente una influencia para Jean Pierre Jeunot y Javier Fesser.
Underground contiene elementos simbólicos, que van del concepto platónico que comentaba arriba al caballo blanco en medio de un incendio, pasando por la recreación del cuadro de Da Vinci “La última cena” o la representación de Bosnia-Herzegovina con la formación de una isla sobre la que se celebra un banquete de boda.
Acertado el símil de los hipócritas homenajes políticos que distorsionan la realidad. Aquí, con la elevación a leyenda y mito de Blacky y las escenas del rodaje de una supuesta película biográfica y el delirante parecido de sus actores con los personajes protagonistas.
Determinante es también la música, compuesta por Goran Bregovic, amigo y colaborador asiduo en la filmografía de Kusturica. A través de la banda de músicos, el folclore balcánico acompaña a lo largo del film. Una odisea donde el costumbrismo eslavo se funde con el realismo mágico.
Conclusión de 'Underground'
Hablo de una película que fue galardonada con uno de los premios más prestigiosos del mundo del cine. Underground se llevó la Palma de Oro en Cannes 1995. Un año en que la guerra de los Balcanes aún no había llegado a su fin y los cascos azules seguían de misión humanitaria.
A pesar del aturdimiento al aguantar sus tres horas, a mí me parece Underground entretenidísima. Pero no es una película que pueda recomendar a todo el mundo. Sobre la mesa, sus referencias y estilo narrativo, en el cual a veces se diluye el propósito de la acción. En su cine tienen más peso las imágenes chocantes y su característica música alegre. Donde la estética importa más que la ética. Lo siento por quien no se sienta aludido, pero esto es para muy cafeteros.
Ahora ya casi nadie se acuerda, pero hubo un tiempo en que Emir Kusturica era sinónimo de excelencia. Los cinéfilos aplaudían sus majaderías. Y los modernos lo sacaban siempre en sus conversaciones, aunque muchos de ellos en el fondo no lo soportaran.
Como en las mejores historias, todo auge tiene su reverso: la caída a los infiernos. Y eso es lo que le pasó, en sentido figurado, a Emir Kusturica. Dejó de recibir la elevada financiación que sus producciones necesitaban, como es evidente que hubo en Underground.
Por la forma de proyectarse al mundo, con su visión política, con sus declaraciones tan controvertidas y polémicas, emigró de su tierra. Desde hace mucho tiempo reside en Francia. Ya no se le oye hablar mucho (Chaplin: Espíritu gitano). O no le otorgan ese espacio. Un perfil díscolo en el cine europeo de los últimos tiempos que últimamente se dedica a filmar documentales sin mucha repercusión. Si aún tienes ganas de ver Underground, no lo dudes. Joder, esto es cine.
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