Wish: El poder de los deseos, estrenada el pasado 24 de noviembre de 2023, es la última cinta de animación de Disney, que siguiendo un ya previsible patrón de confección se pierde entre los clichés argumentativos y artísticos característicos de la compañía. Parece ser que la productora sigue apostando por navegar en aguas conocidas y viendo el fracaso en taquilla de este film, todo indica que lo único que están consiguiendo es hundir cada vez más el barco.



Wish: El poder de los deseos

Crítica de 'Wish: El poder de los deseos'

Ficha Técnica

Título: Wish: El poder de los deseos
Título original: Wish

Reparto:
Ariana DeBose (Asha)
Chris Pine (Magnifico)
Alan Tudyk (Valentino)
Angelique Cabral (Amaya)
Victor Garber (Sabino)
Natasha Rothwell (Sakina)
Jennifer Kumiyama (Dahlia)
Harvey Guillén (Gabo)
Evan Peters (Simon)
Ramy Youssef (Safi)
Jon Rudnitsky (Dario)

Año: 2023
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Director: Chris Buck, Fawn Veerasunthorn
Guion: Jennifer Lee, Allison Moore. Historia: Chris Buck, Jennifer Lee, Fawn Veerasunthorn, Allison Moore, Carlos López Estrada, Andrew Rothschild
Fotografía:
Música: Dave Metzger. Canciones: Julia Michaels
Género: Animación. Fantástico
Distribuidor: Walt Disney Studios Motion Picture Spain

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Tráiler de 'Wish: El poder de los deseos'

Sinopsis

En Wish: El poder de los deseos, Asha, una optimista con mucho ingenio pide un deseo tan potente que le responde una fuerza cósmica, una pequeña bola de energía ilimitada llamada Estrella. Juntas, Asha y Estrella se enfrentan a un imponente enemigo, el Rey Magnífico, gobernante de Rosas, para salvar a su comunidad y demostrar que cuando la voluntad de una persona conecta con la magia de las estrellas, pueden ocurrir cosas maravillosas. (Walt Disney Studios Motion Picture Spain)

Dónde se puede ver la película en streaming



Aburridos clichés y calcos predecibles

Cuando un proyecto lleva el sello de la Casa del Ratón, se espera un mínimo de calidad en su producción, siguiendo el paradigma general que la productora se ha ganado a pulso. El conflicto aparece cuando uno cree más grande el nombre que la obra, pecando así de una desmedida confianza en sí mismo que hará eventualmente precipitarse al vacío. Innegable es que las películas de animación son el producto estrella de la compañía y lo que le ha hecho ser lo que es, pero eso no significa que argumentos y fórmulas del pasado vayan a convencer y vender hoy. Cliché tras cliché, se va hilando una narrativa previsible que avanza gracias a - o pese a - unos personajes planos sin motivaciones reales. Se avanza por caminos previsibles que no hacen más que dar vueltas sobre sí mismos, sin sorprender al espectador, que parecen seguir unos esquemas predeterminados en su dirección. 

Los personajes que habitan el mágico reino de Wish: El poder de los deseos, son un calco del calco de cualquier otro trabajo parecido anterior, haciendo que el espectador confunda ese acogedor sentimiento de familiaridad que nos aportan estos inocentes personajes con el tedio de los recurrentes arquetipos de personajes para películas familiares. Y no me malentiendan, este tipo de metrajes infantiles, necesitan una marcada caracterización y unos roles bien establecidos para el entendimiento de los infantes de la misma, pero no se deben cruzar ciertos límites.

Tener un trazo demasiado grueso puede ser un buen recurso si se utiliza con moderación y sentido, pero cuando se peca de ello con absolutamente todos los personajes, cada vez la historia resulta menos interesante y más predecible. El intento de repetir con un protagónico femenino empoderado y fuerte, resulta aburrido por su falta de innovación y más aún sabiendo que es un intento de imitación del triunfo anterior de protagonistas como Vaiana o Mérida. 

Wish: El poder de los deseos
Copyright Walt Disney Studios Motion Picture Spain

Ennegrecida por su simpleza

En el sentido visual, la animación se pierde en sus propias aspiraciones y acaba siendo una especie de mezcla heterogénea entre el estilo clásico 3D de Disney y el estilo 2D tan reivindicado gracias a cintas como Spider-Man: Across the Spider-Verse o Nimona. Queriéndose subir al carro de esta nueva forma de animación, lo único que consiguen es perder la esencia de su estilo por incorporar la tendencia actual del mercado. Pese a ello, la película controla especialmente bien su paleta de colores y la mantiene hasta el final, para resultar en coloridas secuencias que complementan el tono del film. Si algo hace bien Disney, es mantener un estilo visual concreto y atractivo especialmente para un público infantil, que agradece esa continuidad tanto como los dinámicos momentos musicales bien incorporados resultando consistentes y orgánicos en Wish: El poder de los deseos.

En conjunto general, la obra quiere transmitir un importante mensaje de manera demasiado infantil, haciendo que limite su llegada a un público mayor a diez años. En proyectos como este, el núcleo del film ha de quedar descubierto para que los infantes puedan acceder a él de manera autónoma, pero tampoco se ha de abusar de ello como de ello peca Wish: El poder de los deseos. Desde el comienzo, la obra nos descubre su superficialidad, y mientras esta avanza, afianzamos esa objeción y tristemente vamos siendo conscientes de la carencia del característico subtexto adulto de las animaciones de Disney. Hay que tener cuidado con superficializar sin control únicamente basado en la audiencia, pues se puede acabar de esta manera.

Wish: El poder de los deseos
Copyright Walt Disney Studios Motion Picture Spain

Conclusión de 'Wish: El poder de los deseos'

En conclusión, Wish: El poder de los deseos no consigue escapar de la superficialidad de su trama, que sumado a la artificialidad de los personajes dan como resultado un trabajo mediocre que comienza a mellar la buena reputación de las cintas animadas de Disney.

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