Basado en la novela homónima de Nicolás Zamorano, Lucas Santa Ana realiza su versión cinematográfica. Yo adolescente es un film argentino que narra la vida de Nicolás, apodado "Zabo", quién tras la muerte de su mejor amigo, debe afrontar los cambios que suceden en su vida. Esta cinta obtuvo el premio a mejor actor, para Renato Quattordio, en el Festival de Cine Latinoamericano de Huelva. También estuvo nominado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. En la 25ª edición de LesGaiCineMad estuvo dentro de la Sección Panorama, optando al Premio del Público. Se estrenó el pasado 12 de noviembre de 2020 en Netflix.
Título: Yo, adolescente Título original: Yo, adolescente
Reparto: Renato Quattordio (Nicolás "Zabo" Zamorano) Thomas Lepera (Tomás) Malena Narvay (Tina) Jerónimo Bosia (Ramiro) Walter Rodríguez Pez (Matías)
Año: 2019 Duración: 97 min País: Argentina Dirección: Lucas Santa Ana Guion: Lucas Santa Ana Música: Mariano A. Fernández Fotografía: Pablo Galarza Género: Drama Distribución: Netflix
Yo adolescentenos presenta a Zabo, quien para superar la muerte de un amigo, escribe un blog sobre su vida cotidiana, pero sufre una crisis existencial cuando experimenta su despertar sexual. (NETFLIX).
El cine adolescente anota un título más con Yo adolescente, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Nicolás Zamorano. En esta ocasión, ha sido Lucas Santa Ana, también director de la cinta, quien se ha encargado de convertir el libro en una película. De esta forma, se presenta al personaje de Nicolás, apodado como “Zabo”. A lo largo del film se van desvelando distintos episodios del joven, quién marcado por el suicidio de uno de sus mejores amigos, se encuentra en un proceso de descubrimiento constante. Por lo cual, la idea primigenia goza de un especial interés, donde se puede comprobar la necesidad de escuchar a los jóvenes en una etapa tan complicada. Hay un abanico de temas que ejemplifican perfectamente esa vorágine existencial, que permite que el espectador se pare a pensar en las señales o en la falta de visibilización de los problemas en esta etapa.
No obstante, aunque la intención es buena y el mensaje está muy bien pensado, el libreto se mueve por demasiados derroteros. Por tanto, quiere abarcar tanto y expresar esas dudas introspectivas, que acaba por no profundizar en ninguna de ellas y se queda en un limbo existencial, que podría haberse aprovechado más. Las motivaciones que se esconden detrás de los personajes se resuelven de una manera excesivamente fácil, o sin una concreción más sustancial. A pesar de ello, hay algunos puntos que visibilizan la intencionalidad del libreto, como es la exploración sexual, la educación de la misma en los jóvenes o la curiosidad a escondidas. Por esa razón, se echa en falta que hubieran sido más precisos a la hora de abordar todo el contenido. Se comprende que se quiera extraer todo lo que se pueda de la obra original, pero, a veces, menos es más.
Ventajas de ser un marginado
El principal protagonista de Yo adolescente es Renato Quattordio, el cual da vida al mismísimo Zabo. El actor ya desde las primeras secuencias muestra un espíritu vivaracho, con un uso del humor y la comedia muy efectivos. De igual forma, hay una frescura innata, que suple algunas carencias a falta de una madurez interpretativa más palpable. Aun así, es de los actores en los que se muestra más progreso y evolución en su arco dramático. Tampoco hay una explosión artística impresionante, pero, por lo menos, da verosimilitud a su papel. Hay ciertos momentos en los que no entra dentro de las escenas más emocionales, por lo que ese desgarro sentimental se pierde en un melodrama más acorde al género telenovelesco. Pese a ello, tiene un carisma potente, que, seguramente, si sigue trabajando, obtendrá unos matices en su trabajo más que interesantes.
El resto del reparto en escena no aparece tanto en pantalla como parece, dado que sus secuencias son de una duración más limitada. En consecuencia, su tiempo de obtener un mayor despliegue dramático se reduce, aunque tampoco es el motivo por el que algunos no obtengan los resultados esperados. Una vez dicho esto, Malena Narvay es la que, seguramente, tenga una interpretación más trabajada, viéndose algunos detalles que contrastan con la comedia que se presenta al principio. Sorprende en un registro más oscuro, pero es lo que le permite mostrar una visión diferente y no mantenerse en el mismo en todo momento. Algo parecido ocurre con Jerónimo Bosia, aunque, en su caso, hay un punto de exceso de luminosidad, que provoca que haya momentos en los que se perciba como algo más superficial. Por último, Thomas Lepera tiene una energía arrolladora, solo le falta más recorrido en escena.
La edad de la adolescencia
Las primeras escenas de Yo adolescentedejan un estilo que parece que se va a apoyar en recursos estilísticos como el dibujo, sobreponiéndose por encima de la imagen real. Lo que causa cierta curiosidad por ver qué papel va a jugar en la película, pronto se pierde a lo largo del film, quedándose en una mera anécdota del principio de la cinta. Por lo que, el conflicto que se halla en su forma artística es que no hay un sello de identidad único, se entremezclan muchos estilos, que no terminan de confluir entre sí. Además, se deja llevar por un montaje que no deja reposar el contenido, sino que mantiene un ritmo que llega a ser apabullante y no equilibra toda esa potencia. En consecuencia, parece una carrera a contrarreloj, donde realmente pasan muchas cosas, pero apenas causa efecto en el espectador.
Aun así, la dirección de fotografía se luce en varias partes, donde coloca los elementos de una forma muy atractiva, lo que permite que se disfrute de lo que aparece en pantalla. Es cierto que no ha utilizado el espacio ni hay una expresividad en la puesta en escena, pero sí goza de una cercanía de ese mundo adolescente que se narra. Por lo cual, escenifica el universo de los institutos, las fiestas y los conciertos. Es verdad que no innova, pero tampoco es un error que mantengan ese sabor a entretenimiento juvenil. Durante dos tercios de la película, se vuelve un film simpático, con sus fallos, como un uso del tiempo equivocado, pero que tampoco aburre. Sin embargo, el impacto que requiere al hablar sobre algo tan delicado y sensible, se le queda grande y pincha en las decisiones creativas que toma.
Conclusión
Yo adolescenteprometía un análisis interesante sobre los cambios en la adolescencia y sobre un tema muy complejo, que necesita visibilidad. Sin embargo, se diluye por la falta de concreción y demasiadas líneas abiertas, que se resuelven con excesiva facilidad. Por lo cual, se convierte en un retrato a medio gas, que podría haber dado mucho más. Su reparto se encuentra en plena proyección a madurar interpretativamente, por lo que no hay un despliegue artístico certero, aunque cumplen con su función. Después, la propuesta de la realización no encuentra su propio camino y termina por caer en el estándar de película adolescente. Al igual que la etapa que se retrata, es tan dispersa y cambiante, que no se encuentra a sí misma.