El pasado 23 de septiembre en Buenos Aires, Argentina se proyectó Camila (1984) de María Luisa Bemberg en el marco del ciclo "A la vanguardia del cine argentino: Ciclo de proyecciones en 35 mm" en el Microcine de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Organizado por la Comisión de Géneros y Sexualidades de AsAECA en colaboración con la Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del INCAA “Beatriz A. Zuccolillo de Gaffet” y la Cinemateca Nacional INCAA.

El misterio de Camila

Aproximadamente unas 120 personas hipnotizadas con el misterio que custodian las fotos animadas en 35mm, asistieron para ver un clásico del peso qué tiene Camila. Entre puntos blancos, pelos y rayas (muy pocas por suerte) pudimos ver una hermosa copia que además de ser de una de las directoras de cine más importantes que tuvo el cine argentino, fue un verdadero éxito en latinoamericana y en el exterior. Llegando a competir en los Oscar como mejor película extranjera y con 2 millones 500 mil entradas vendidas.

Camila película

Asaeca y Biblioteca

En representación de la Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del INCAA “Beatriz A. Zuccolillo de GaffetAdrián Muoyo informó al publico el material gráfico expuesto que guarda la Biblioteca.

María Aimaretti de la Comisión de Géneros y Sexualidades de AsAECA presentó el ciclo "A la vanguardia del cine argentino: Ciclo de proyecciones en 35 mm" con tres películas. Camila, de María Luisa Bemberg. Por las Naciones de América y Evolución y Progresos de Santiago del Estero de Renée Oro y Vagón fumador de Verónica Chen.

Emoción

Al finalizar la proyección, entre el público la protagonista de la película Susu Pecoraro pidió a todos y todas : “... paren de llorar…” mientras ella misma se secaba las lágrimas. Camila, provocó, provoca y provocará eso, no solo por el final desgarrador. Estrenada en mayo de 1984 (casi 40 años atrás) quizás sea la película más conocida de María Luisa Bemberg sigue emocionando al público. Porque trae al presente, dos historias para recordar y no repetir de la Argentina.

Una, la que cuenta el guion: el amor prohibido entre una mujer y un sacerdote en el año 1850, y los incomprensibles hechos contra los derechos humanos en la época de Rosas. Y la otra, cuando se rodó la película en 1983 en los albores de la democracia. Años claves de transición en los cuales los artistas tenían miedo de contar lo que querían libremente.

El asombro y la audacia

Previo a la proyección las investigadoras Julia Kratje y Marcela Visconti, hablaron del libro que compilaron a pedido del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata que homenajea a la directora a 25 años de su muerte. El libro está agotado, pero se puede descargar en pdf desde la página oficial del festival internacional de cine de Mar del Plata.

El asombro y la audacia: el cine de María Luisa Bemberg (2020) recorre vida y obra, desde distintos puntos. Ensayos académicos, entrevistas, relatos de rodaje, recuerdos personales y análisis. Con fotografías y muchos materiales que provienen del archivo personal de la cineasta que custodia el Museo del Cine de Buenos Aires. Un libro muy completo para construir la figura de la cineasta a través de los recuerdos y miradas de las personas que la acompañaron en la creación de su obra.

Susu Pecoraro
Susu Pecoraro y Julia Kratje tras la proyección

Susu Pecoraro

Luego de la proyección el público pudo realizar preguntas a la actriz que fue invitada especialmente para la ocasión. La Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del INCAA “Beatriz A. Zuccolillo de Gaffet” puso en exposición dentro de la sala: el programa de la película, entradas, fotografías y el poster original.

Susu Pecoraro contó con mucha emoción, anécdotas muy divertidas e importantes. Recordando momentos claves de la realización y el rodaje mismo. Por ejemplo, cómo iban con Imanol Arias en 1984 a las salas cinematográficas y la gente, emocionada al verlos, corría hacia ellos para abrazarlos momentos después de ver ese final tan trágico.

Nombre

La noche concluyó entre aplausos, emociones y fotos con personas que se acercaban a saludarla. Poco antes, Susu Pecoraro había contado que a través de los años niñas, luego adolescentes y mujeres, le relataban que se llamaban Camila por la película. Pudimos corroborar que sigue sucediendo lo mismo, al presenciar esa misma anécdota mientras se sacaban fotos con la frase "... me llamo Camilia por la película…".

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