El estreno en cines de Corazón loco no pudo llevarse a cabo debido a la pandemia. Meses después, parece haber encontrado su hogar en Netflix, donde aterrizó a nivel mundial el pasado 9 de septiembre para situarse entre los estrenos más vistos de la plataforma.
Dirigida por Marcos Carnevale, quien coescribe el guion junto a su protagonista, Adrián Suar, narra como Fernando Ferro reparte su loco corazón entre dos mujeres que nada saben de la existencia de la otra.
Crítica de 'Corazón loco'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Corazón loco
Título original: Corazón loco
Reparto:
Adrián Suar (Fernando Ferro)
Soledad Villamil (Vera)
Gabriela Toscano (Paula)
Alan Sabbagh (Gonzalo)
Darío Barassi (Nacho)
Magela Zanotta (Mara)
Betiana Blum (Amatista)
Año: 2020
Duración: 108 min.
País: Argentina
Director: Marcos Carnevale
Guion: Adrián Suar, Marcos Carnevale
Fotografía: Iván Wyszogrod
Música: Félix Monti
Género: Comedia
Distribuidor: Netflix
Tráiler de Corazón loco
Sinopsis
Fernando Ferro, un prestigioso traumatólogo que vive feliz con su familia, tiene amigos que lo quieren y colegas que lo respetan. Una vida casi perfecta, pero en realidad no tiene una, sino dos. De lunes a jueves, su mujer es Paula. Y de viernes a domingo, Vera. Vive en dos lugares, tiene dos autos, dos trabajos, dos casas, hijos y perros. Ellas no lo saben, pero un día lo descubren y debemos ver si están dispuestas a dejarlo o si arriesgan todo. Él las ama a las dos, pero tiene que tomar una decisión.
Donde se puede ver la película
Intento de renovación
La intención de Corazón loco es clara: caer en gracia al público femenino y adaptarse a los tiempos de reivindicación con humor. El problema es que no consigue ni lo uno ni lo otro y nos topamos de frente con un muro de gags y situaciones conflictivas predecibles que no nos permite traspasar más allá. Hace un par de décadas podría haber funcionado como comedia de enredo, hoy queda en un mero entretenimiento cuestionable.
Y es que el primer tropiezo es el intento de mostrarnos a un hombre sinceramente enamorado y entregado… pero a dos bandas. El convencimiento casi narcisista de, simplemente, haber tenido la mala suerte de amar a dos mujeres y la frialdad con la que realiza los traslados de una vida a otra nos impide simpatizar cuando todo se tuerce.
La construcción del personaje protagonista por parte de Adrián Suar coloca sus cimientos en guiños y expresiones de tipo cualquiera que ya conocemos por Me casé con un boludo, Dos más dos o El fútbol o yo (también de Carnevale). El problema es que por mucha voz en off y por mucho arrumaco de esposo entregado, lo cierto es que este bígamo termina por caernos realmente mal. Esto trae dos consecuencias inmediatas: mientras por un lado se nos hace algo tediosa la introducción, por otro agradecemos el momento en el que el peso protagonista se equilibra.
Mujeres al rescate
Y es que uno de los mayores disfrutes de Corazón loco son, precisamente, las dos mujeres de Fernando Ferro. Paula (Gabriela Toscano) es su esposa desde hace diecinueve años en Buenos Aires, una mujer algo dependiente y conformista con quien tiene dos hijas adolescentes. A unas horas en coche, en Mar de plata, encontramos a Vera (Soledad Villamil), con quien lleva casado nueve años. Vera es más decidida y su visceralidad se apodera de todas las escenas en las que aparece. El tándem que forman estas dos mujeres, junto a pequeñas apariciones del amigo del protagonista (Alan Sabbagh), es lo que sostiene entre hilos la atención del espectador.
¿Qué nos ofrece?
Algunas risas, siempre que no hayamos visto antes el tráiler. Momentos surrealistas dignos de una tarde de apática tranquilidad y debates internos sobre el verdadero corazón loco del protagonista. Con eso, unas buenas vistas, un par de clásicos del rock versionados y el aura desenfadada, esta es película de desconexión, de sofá, de no pensar…en definitiva: estupenda para situarse bajo el cobijo de Netflix.
Conclusión de 'Corazón loco'
Ni más ni menos, eso es Corazón loco. Una comedia aparentemente romántica, un mar de conflictos surrealistas casi noventeros. Un intento de reivindicación que tropieza con etiquetas sexistas rancias. Una película de esas que caen tras una buena comilona recostado en el sofá y que, sin darle muchas vueltas, disfrutamos y olvidamos al acabar el día.
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