Fernando Bernués dirige Deje su mensaje después de la señal, adaptación teatral de la novela homónima de Arantza Portabales. Esta producción ha estado de gira en distintas ciudades españolas, sobre todo en el País Vasco. Está protagonizada por Miren Arrieta, Mireia Gabilondo, Oihana Maritorena y Leire Ruiz. Desde el 18 de agosto se encuentra en el Teatro Cofidís Alcázar, manteniéndose en cartel hasta el 12 de septiembre de 2021.
Duración: 100 min. apróx. Dirección: Fernando Bernués Adaptación: Fernando Bernués y Kike Díaz de Rada Autora: Arantza Portabales Ayte. Dirección:Sara Cózar Asistente Dirección: Nora Zabala Espacio escénico: Fernando Bernués y Edi Naudo Iluminación: David Bernués Audiovisual: Acrónica Producciones Imágenes proyección: José Ibarrola Vestuario: Ana Turrillas Técnica: Acrónica Producciones Fotografía: Juantxo Egaña Diseño gráfico: Grafikoki Administración: Maite Gorrotxategi Producción ejecutiva: Ane Antoñanzas Producción: Nagore Plazaola Representante Autora: Rolling Words Agradecimientos: Aitor Beltrán, José Ibarrola, Haritz Lete, Iñaki Rikarte, Patxo Telleria Distribución: Portal71 Producción: Tanttaka Teatroa
Tráiler de 'Deje su mensaje después de la señal'
Sinopsis de 'Deje su mensaje después de la señal'
Deje su mensaje después de la señal es una historia en cuatro voces; las voces de cuatro mujeres que, incapaces de enfrentarse a sus problemas cara a cara, prefieren confesarse a través de un contestador automático.
Marina es abogada especializada en divorcios y desafía el abandono de su marido; Carmela está enferma de cáncer y necesita despedirse de su hijo; Sara es una joven de buena familia a la que la presión de su boda inminente ha llevado al borde del suicidio y a una dudosa terapia psicológica, y Viviana es prostituta en Madrid, aunque su familia cree que trabaja en Ikea.
Marina, Carmela, Sara y Viviana utilizarán un buzón de voz como terapia para intentar entenderse a sí mismas y, sobre todo, conseguir que las comprendan los demás. Cuatro voces de mujeres modernas, valientes, cercanas, cotidianas y a la vez poéticas. Cuatro voces supervivientes a cuatro historias de amor apasionado, desengañado y liberado a través de la palabra. Cuatro historias de emoción inteligente. (GRUPO SMEDIA).
Historias cruzadas
Cuatro mujeres son las que protagonizan Deje su mensaje después de la señal, un drama que utiliza como leitmotiv un contestador de teléfono como método de comunicación. A pesar de que, al principio, resulta algo extraño, pronto se comprende la genuidad de este estilo tan particular. Esa manera de necesitar ser escuchado, al mismo tiempo de tener el coraje de decir verdades que consumen a la persona. Así se van forjando el interior de estos cuatro personajes, que ríen, lloran, se emocionan y, en especial, viven junto al público. Cada una de ellas establece una conexión muy sensitiva, al desnudar su historia de una manera eficaz y totalmente descarnada. No necesitan de adornos, ni de viejos trucos lacrimógenos, sino que beben de la propia realidad. Esa cotidianidad se convierte en el principal vehículo de expresión de la propia pieza teatral.
Se hablan de varios temas que no resultan fácil para el espectador: la ruptura, la muerte, el orgullo, el amor, el suicidio, el abuso… Una mirada femenina que logra introducir al público de lleno en esas inquietudes, sin excederse en el dramatismo, sino mediante una ternura cercana y óptima. Ese ritmo a fuego lento hace que la historia no se pause, pero tampoco necesite acelerarse. Gracias a ello, obtiene esa firmeza en su mensaje, una narración reparadora que se viste de humanidad para encumbrarse ante la verdad de la propia existencia. No es necesario haber experimentado todo aquello que viven para acompañarlas en el proceso, que hace que sea un camino agradable y sincero. Al terminar la obra, con un final que, aunque avisado, es muy emocional. Hace que todo esa construcción narrativa personal culmine en el punto deseado.
Sororidad emotiva
El reparto coral de Deje su mensaje después de la señal obtiene el mismo peso sobre el escenario, lo que permite que cada una de las actrices que forma el elenco tengan la oportunidad de brillar. De esta manera, su trabajo en conjunto es estupendo, pero también destacan de forma individual. En primer lugar, Mireia Gabilondo desprende ternura ya desde sus primeras escenas. Al ser el personaje que mayor carga dramática lleva, sabe ir dosificándola en pequeñas dosis, lo que le posibilita embellecer aún más el personaje con su interpretación. Después, Miren Arrieta deja salir toda esa emoción contenida en su actuación en escena. Así, expone el maremoto psicológico que hay dentro de su Sara, exponiendo las aristas de una aparente vida feliz. Además, se valora positivamente el control de la voz y cómo la posiciona en cada escena.
Por otro lado, Oihana Maritorena es la encargada de dar vida al personaje que tiene un trasfondo más duro y descarnado. Sin quitar protagonismo al resto de sus compañeras, no se limita ni exagera la naturaleza de lo que le acontece. Incluso, esa crudeza tan directa, hace que su actuación sea pura magia y sea inevitable quitar los ojos de su manera de interactuar con el escenario. Un reto que no era fácil, pero ha sabido trabajarlo de una manera excelente. Por último, Leire Ruiz ofrece un respiro al espectador, con una esencia más luminosa, mezclada con una comedia cotidiana donde la empatía encuentra cabida. Por ello, a pesar de explorar el abandono y el significado de volver a empezar, muestra una evolución positiva y luminosa. De esta forma, Ruiz consigue enseñar los distintos registros que tiene en su haber, sin perder su sello personal.
El lenguaje de un espacio, varias vidas
El blanco adquiere un significado especial en Deje su mensaje después de la señal, una contraposición entre la paz, la tranquilidad, el desasosiego y la mentalidad. La escenografía se mantiene estática, pero, sin embargo, experimenta varios cambios que la convierte en una decisión artística certera. Echando mano de la magia del teatro, las cuatro historias obtienen su parcela espacial, donde se desarrollan sin problema. Sin embargo, al mismo tiempo, confluyen y se unen en una sucesión de llamadas, que recuerdan cómo la comunicación es el hilo conductor de la propia obra. La dirección escénica ha sabido plasmar y diferenciar cuándo hay una unión real entre los personajes y cuándo se tratan de transiciones, donde convergen los elementos expresivos y narrativos de la historia. Asimismo, se utiliza un juego de luces, que sabe conducir la mirada del espectador, para no perderse en la obra.
El ritmo se exime de sobresaltos, fuegos artificiales y un dinamismo que podrían haberle pasado factura. Por lo tanto, han sabido comprender que este tipo de obras se deben cocer a fuego lento, por la sensibilidad de los temas abordados y el preciosismo del significado artístico de cada decisión sobre el escenario. Por ende, el público se sienta para compartir los momentos vitales de sus protagonistas, pero, al igual que en la vida misma, se necesita reposar y comprender el huracán sentimental y emocional que azota a cada una de ellas. No obstante, al igual que el guion, la sensación es renovadora, lo que indica una realización que transmite esa positividad durante el último acto de la obra. Únicamente, la estructura rompe esa magia en algunas transiciones, al coincidir varios de los personajes en escena. Se podría intentar que fluyera con mayor naturalidad el intercambio de objetos sobre las tablas.
Conclusión
Deje su mensaje después de la señal habla del sentir, de los momentos vitales, de los cambios circunstanciales que dejan de serlo y se convierten en nuevas realidades. La dramaturgia transporta al espectador a una sensibilidad humana y real, donde permite la reflexión acerca de las vivencias de estas cuatro mujeres. La empatía y la emoción se conjugan con unas interpretaciones elegantes y llenas de matices, donde brillan tanto de forma individual como colectiva. La propuesta escénica se cuece a fuego lento, permitiendo disfrutar ese maremoto de sensaciones, donde se debe dejar reposar el viaje vital que se expone sobre las tablas. Aquello que cuesta formular en palabras toma forma de obra teatral y deja un poso emotivo y lleno de verdad.