El pasado 16 de junio fue el reestreno de El beso en la sala Margarita Xirgu en el Teatro Español. Esta pieza teatral de Ger Thijs se mantendrá en cartel hasta el 11 de julio. Nuevamente, Isabel Ordaz y Santiago Molero serán los principales protagonistas de esta historia de azar. Además, María Ruiz se encuentra a la dirección, con Ronald Brouwer en la adaptación y traducción. Después del éxito obtenido en diciembre, regresa a las tablas del Español en plena transición a la época estival.
El reestreno de 'El beso'
El Teatro Español, espacio del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, repone, después de su éxito el pasado mes de diciembre, el reestreno de El beso, obra del dramaturgo holandés Ger Thijs, traducida y adaptada por Ronald Brouwer, con dirección de María Ruiz y protagonizada por Isabel Ordaz y Santiago Molero. La obra, que estará en cartel del 16 de junio al 11 de julio en la Sala Margarita Xirgu, nos acerca la historia de dos desconocidos que, un día de otoño, caminan sin saber que van a encontrarse. Ella va en busca de unos resultados clínicos al hospital de su comarca. Él, supuestamente, pasea en busca de inspiración. El azar les llevará a entrelazar sus vidas durante un trecho y alejarse de su realidad cotidiana.
En el reestreno de El beso vemos cómo estos dos caminantes, cada uno con sus tribulaciones vitales, consiguen sacar el uno al otro de su ensimismamiento. Originalmente, la función nació como un monólogo para una actriz que Ger Thijs escribió inspirándose en el caso real de una amiga que aguardaba con angustia los resultados de una mamografía. En la obra, el camino hacia el hospital se convierte en una especie de peregrinaje, pero Thijs no estaba satisfecho con este monólogo y añadió un segundo personaje, propiciando así un encuentro entre desconocidos.
Dos almas que se encuentran
“Son dos almas errantes que encuentran consuelo el uno en el otro. Como una conversación entre dos pasajeros en un avión. Entre estos dos desconocidos surge una confianza que, en parte, se establece precisamente porque saben que después no volverán a verse jamás”, explica su autor sobre esa intensa conexión de hora y media. “Es lo mismo que experimenta el público. Al comienzo de la función, el espectador no sabe más de los personajes de lo que ellos saben el uno del otro; van conociéndose al mismo compás, y eso es bonito”, continúa.
En palabras de su traductor y adaptador, Ronald Brouwer: “En encuentros como este, cuando entablas conversación con un desconocido, a veces acabas por abrirte más de lo que sueles hacer. Sabes que, probablemente, no volverás a verlo. Así que este hombre y esta mujer, tan distintos entre sí, caminan y hablan, se provocan y se dejan sorprender”.
Thijs construye un texto de agilísimos diálogos, plenos de cinismo y humanidad, donde el humor se vuelve supervivencia, seducción y curiosidad por el otro. Dos desconocidos, interpretados por Isabel Ordaz y Santiago Molero, son invitados a mirarse, a apoyarse el uno en el otro.
En palabras de la directora
“Ha sido extraordinariamente interesante ensayar El beso con Isabel Ordaz y Santiago Molero, un proceso tranquilo y largo —por la circunstancia covid— en que hemos ido descubriendo, desvelando los entresijos, la oculta trama de estos personajes, dos almas perdidas, en situación crítica por causas muy diferentes, que se encuentran en medio de la naturaleza, en el paisaje ondulado, un cruce de caminos que es casi como una vida intensa en el curso de unas horas. No me extraña que Isabel se enamorara del personaje y haya peleado hasta conseguir que se hiciera. Ahora mismo no puedo concebir otros actores mejores para este Beso que Isabel y Santiago”, explica la directora María Ruiz.
El beso es una producción de Teatro Español, Narea Producciones y Producciones Come y Calla. Cuenta con diseño de escenografía de Elisa Sanz, iluminación de Felipe Ramos, vestuario de Sofía Nieto y espacio sonoro de Augusto Guzmán.
En palabras de María Ruiz: “Me parece que Elisa Sanz ha creado una escenografía que expresa muy bien esa mezcla de realismo y formalidad que el texto tiene, materiales que evocan la naturaleza y una cierta geometría analógica. El vestuario de Sofía Nieto es delicado, realista, muy pegado a los personajes. A Augusto Guzmán le he pedido que la música se mezcle con efectos atmosféricos, que forme parte de la escenografía y no tanto del contenido dramático. En fin, todo lo esperamos de la iluminación de Felipe Ramos, que nos magnetice y envuelva con sus rayos certeros de luz como sabe. Estamos deseando enfrentar este Beso al público porque esa es la verdad de la buena, lo que el público diga”.
FUENTE DPTO. DE COMUNICACIÓN DE TEATRO ESPAÑOL
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