Jim Henson: La audacia de las ideas (2024) es un documental dirigido por Ron Howard, director de Willow (1998) y Una mente maravillosa (2001), donde descubriremos la vida y obra de Jim Henson, pionero en el arte del manejo de las marionetas. También conoceremos al equipo del que se rodeó durante toda su vida profesional, así como a su familia. Documental estrenado el 31 de mayo de 2024 en Disney Plus+.
Crítica de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
Resumen
- 1 Crítica de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
- 2 Érase una vez un hombre a una barba pegado
- 3 Primeras marionetas
- 4 En busca de nuevos retos
- 5 Rodearse de los mejores
- 6 Manual para ser un genio sin pretenderlo
- 7 Érase una vez un barrio
- 8 ¡Más marionetas!
- 9 Henson vs. Henson
- 10 Una llamada desde Londres
- 11 El show de los Teleñecos
- 12 Un cristal demasiado oscuro
- 13 Perdidos dentro del laberinto
- 14 Demasiado pronto
- 15 Conclusión de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
- 16 Bonus track
Ficha Técnica
Título: Jim Henson: La audacia de las ideas
Título original: Jim Henson: Idea Man
Reparto:
Jim Henson
Frank Oz
Alex Rockwell
Heather Henson
Dave Goelz
Cheryl Henson
Brian Henson
Lisa Henson
Año: 2024
Duración: 108 min.
País: Estados Unidos
Director: Ron Howard
Guion: Mark Monroe
Fotografía: Igor Martinovic, Vanja Cernjul, John Chater y Jenni Morello
Música: David Fleming y Hans Zimmer
Género: Documental
Distribuidor: Disney Plus+
Tráiler de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
Sinopsis de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
Nos adentra en la mente del singular visionario creativo Jim Henson, desde sus primeros años como titiritero en la televisión local hasta el éxito mundial de Barrio Sésamo, The Muppet Show y mucho más, con un acceso sin precedentes a los archivos personales de Jim. (Disney Plus+)
Dónde se puede ver la película en streaming
Érase una vez un hombre a una barba pegado
Jim Henson: La audacia de las ideas comienza a golpe de jazz con una batería de momentos de la vida de Jim Henson. Un crescendo de trompetas y saxofones que remata en lo más alto, de forma muy entusiasta y alocada, como la propia existencia del protagonista del documental. Aprovecho para mencionar que posee una banda sonora compuesta por David Fleming (Damsel, 2024) y producida por Hans Zimmer (Interstellar, 2014).
Tras esta gran entrada, nos encontramos a Jim en una sesión se fotos, en la Nueva York de 1986, cuando le preguntan cómo se definiría: si marionetista, cineasta.... A lo que él responde que cualquiera le vale. Posa con un halo de timidez, con su característica barba marrón, ya ligeramente canosa, la cual da la impresión de haber nacido con ella.
Al instante descubrimos a Frank Oz, compañero de fatigas y éxitos de Jim, que podría tener su propio documental sin ningún tipo de objeción. Sus primeras palabras nos muestran un borrador claro de su relación y la forma de ser del propio Henson, comentando que tardaron diez años en llegar al punto de entenderse sin hablar. Muy curioso, teniendo en cuenta que trabajaron alrededor de 35 años juntos.
Sus compañeros definen a Jim como alguien retraído, con un mundo interior portentoso, y un trabajador incansable, tal y como afirma su asistente creativa durante dos años, Alex Rockwell. Una imagen muy interesante es la del propio Orson Welles, en su programa, presentando a dos marionetas míticas, como son el osito Fozzie y la rana Gustavo, con una sombra bien impuesta a sus espaldas. Al cabo de unos segundos, la iluminación revela dos figuras más en sendos sofás, como son la de Frank y Jim como valedores de vida y voz de ambos personajes de felpa.
Primeras marionetas
Los orígenes de Jim Henson tuvieron lugar en una zona rural de Leland, Misisipi. Su padre trabajaba en el Departamento de Agricultura, mientras que su madre practicaba la ciencia cristiana. Entre tanto, su hermano mayor, más que un hermano, era su mejor amigo. Y, como a veces sucede, que nuestro pasado puede ser el mejor padrino de nuestro futuro, en Jim Henson: La audacia de las ideas comprobaremos que con Jim no será una excepción.
La llegada del televisor, como en muchos hogares, fue un punto de inflexión en el propio Jim. De hecho, recién salido del instituto, vio que buscaban marionetistas para un programa de televisión, y eso que nunca había visto una marioneta o tenido alguna en casa. Sin ir más lejos, sus primeras creaciones fueron junto a Jane Nebel, siendo ya novios por entonces.
Jane conoció a Jim en la Universidad de Maryland, en una clase de marionetas. Ella era pintora y escultora de cuarto curso. En cambio, él era un novato de primero. Aun así, enseguida comenzó a tomar impulso con sus guiones y diseños. Jane comentaba que, en aquella época, Jim adolecía de abundante acné, y la madre del chico no quiso llevarlo al médico. De esta manera, Jim comenzó a dejarse barba en cuanto tuvo ocasión.
Su primer trabajo fue en Sam and friends, nada más acabar el instituto. Era un programa de sketches, previo al mítico Tonight Show, que se emitía muy tarde. Jim reconocía que, por entonces, no escribían los guiones pensando en los niños. Poco después, el The Today Show presentó a Jim y Jane, y a sus dos primeras creaciones, también conocidos como Muppets, palabra inventada por ellos que mezclaba marionettes y puppets. Uno de ellos era la rana Gustavo (Kermit, the frog). Y todo era en directo, nada se grababa.
En busca de nuevos retos
Hacer televisión era muy nuevo para ellos, así que aprovecharon para experimentar. Frank Oz dice que introdujeron los primeros planos de marionetas en televisión, algo que no se hacía hasta ese momento. Como una de las curiosidades mostradas en Jim Henson: La audacia de las ideas, decir que la primera versión de Gustavo surgió de un abrigo de la propia Jane, y una pelota de tenis de mesa la cual cortaron por la mitad para hacerle sus llamativos ojos.
Jim confesó que usó a la rana para entretener a su abuelo mientras este se apagaba a causa de una enfermedad. Henson tenía una conexión con Gustavo, según comenta una de sus hijas, recordando lo que decía su madre. Porque, aun siendo sencillo, descubrió que la rana conseguía realizar muchas expresiones con solo apretar la tela. Vamos, que le llegó a considerar su alter ego.
Con el tiempo, Jim viajó a Francia y enseguida comprobó que allí su profesión se tomaba muy en serio. En tierras europeas existían compañías de marionetas que le ayudaron a descubrir más formas de trabajar con ellas. Finalmente, regresó a casa muy motivado, y junto a Jane fundaron la compañía Muppets Inc., acordando llevarla al 60% Jim y el 40% Jane. Y justo después, se casaron.
Rodearse de los mejores
En 1959 recibieron su primer Emmy de manos del mismísimo Richard Nixon. Y un año después, nació Lisa Henson, su primera hija. En 1961 acudieron al festival Puppeteers of America, puesto que Jim estaba decidido a crear un equipo y, por tanto, a fichar. Preguntó por allí y enseguida se percató de que todos coincidían en su respuesta: “Busca a un joven llamado Frank Oznowicz”.
Jerry Juhl fue su guionista jefe, y conoció a Jim al mismo tiempo que este conoció a Frank, pues Frank y Jerry realizaban un show juntos. Llegado Jerry, Jane estaba embarazada por entonces de Cheryl, y Jim, en palabas de la propia Jane, ya no la necesitaba. Al poco fichó a Don Shalin, que se convertiría en su artesano estrella. Y cuando finalizó el instituto, Jim fichó a Frank.
Un día, mientras trabajaba en su taller, Don cogió un balón de baloncesto, lo cortó por la mitad y, con una tela marrón, lo convirtió en la cabeza de Rufo, el perro, siendo la nueva estrellla (Rowlf, the dog). El perro salía semanalmente en el show de Jimmy Dean (1963). Hay un momento del documental en el que, trabajando los cuatro, tras el decorado, se aprecia que disponen de un monitor de televisión donde ven cómo queda lo que están realizando.
En Jim Henson: La audacia de las ideas tenemos la oportunidad de apreciar cómo lo hacen, todos sus entresijos y la forma de proceder en todos ellos. Muestran secretos de cómo trabajan: efectos sonoros, humo... una joya entre bastidores. Y, sin embargo, lejos de poder dañar una mínima parte de la infancia de uno, de trastocar la inocencia de cuando veíamos a los Teleñecos, la ensalza todavía más. Y creo, sinceramente, que todas esas partes de cada uno quedan iluminadas con nuevas luces y tonalidades.
Manual para ser un genio sin pretenderlo
En Jim Henson: La audacia de las ideas, Frank afirma que realizaron muchos anuncios y que, “aunque fuese por obligación, y no le apeteciera nada, Jim se las ingeniaba para que todos lo pasáramos bien”. Como curiosidad, Jim colgó un billete de dólar enorme en una de las paredes de las oficinas, con la intención de que nadie olvidara nunca el aspecto económico. De Henson dicen que no era músico, pero que pensaba como uno. La música le despertaba gran curiosidad. Era tan perfeccionista que incluso sus vídeos caseros tenían una producción y acabados totalmente cinematográficos.
Realizaba stop motion, televisión y películas experimentales. E incluso rodó un cortometraje, Time piece (1965), que fue nominado a un Óscar. Después filmó The cube (1967), de un hombre atrapado en una realidad paralela. En 1968 creó Youth 68, un programa que hablaba de música, política y manifestaciones, en una época algo convulsa en las calles. Y abrió Cyclia, una discoteca con veinticuatro proyectores y paredes geométricas. Tras el rodaje de Time piece Jim fue, por desgracia, plenamente consciente de que el tiempo era finito, debido al fallecimiento de su hermano, Paul, que era su mejor amigo.
Jim habló acerca de lo violentos que eran los sketches de la época, y que tampoco se hablaba de la violencia en televisión. Por aquel entonces, como principal novedad en los salones de millones de hogares, la televisión se veía mucho, sobre todo por niños. Tal era así que podían llegar a mantenerla encendida durante cincuenta horas semanales. ¿Dónde radicaba el problema? Que no todo era de calidad.
Érase una vez un barrio
Si hay algo que marcó la vida de millones de niños, a lo largo de la historia de la televisión mundial, sin duda fue la llegada de Barrio Sésamo. Joan Cooney, fundadora de la Children’s Television Workgroup, decía que, si los niños “veían tanto la tele, había que averiguar qué les gustaba más, qué debían aprender en preescolar, y unir ambas cosas”. Por tanto, Joan buscó profesionales experimentados para que hicieran televisión y les dijo que hicieran tele “y nosotros os enseñaremos a educar”.
A Jim no le gustaban los programas infantiles, pero sabía que podía hacer algo grande para ese público que tanto lo merecía. Otra pieza clave en este nuevo camino fue su hijo, John, que tenía dificultades de aprendizaje y no hablaba. Y aunque Jim se preocupó por entender cómo aprendían los niños, seguía creyendo que no se le daba bien enseñarles.
Sin embargo, Jim Henson: La audacia de las ideas nos muestra enseguida una escena para el recuerdo. Vemos a la rana Gustavo, junto a una niña, cantando juntos el abecedario. Y cómo la pequeña cambia una de las letras por un “monstruo de las galletas”, creando un vínculo maravilloso entre ambos. Es un momento, no solamente muy tierno, sino también una muestra clara de lo que la televisión podía llevar a cabo a la hora de enseñar a los niños.
Así nació Barrio Sésamo, donde le dieron libertad creativa a Jim y su equipo. En 1969 realizaron pruebas para el programa, en las que la calle era real, pero el resto, no. Jon Stone, director y guionista, admite que les “quedó aburridísima”. De esta manera, concluyeron que necesitaban muñecos para poblar esa calle. Y así llegó Paco Pico (Big Bird), un diseño completo del propio Jim.
¡Más marionetas!
Jim había conocido a Caroll Spinney en un festival de marionetas, y le habló de Paco Pico. Se lo había ofrecido a Frank, pero ya sabía lo que era vestirse entero de un dragón y, además, era otro personaje alto que no le apetecía. También le pidió a Caroll que le diera vida a Óscar, el monstruo de la basura. Por entonces, la calle ya lucía un aspecto bien distinto.
Es una gozada que Jim Henson: La audacia de las ideas nos muestre la multitud de personajes creados con anterioridad adquiriendo personalidad, y que se incluyen al elenco: El monstruo de las galletas, el conde Draco, Coco o Pepe Sonrisas. En el caso de Epi y Blas, tanto Jim como Frank, ensayaron voces ante el espejo, y por su forma de ser, Jim finalmente encarnó a Epi, y Frank, a Blas. Frank dice que “en un río, Jim escondería las palas y se dejaría llevar por la corriente y que, en cambio, yo remaría a contracorriente”. Formas distintas de ser y trabajar.
Barrio Sésamo fue un éxito. Tanto, que pusieron anuncios en el periódico buscando marionetistas. Aquí entran en escena nombres como los de la actriz Fran Brill, la diseñadora de vestuario Bonnie Eickson. O los actores y marionetistas Jerry Nelson, Richard Hunt, Rollie Krewson o Dave Goelz, que trabajaba en un cubículo de Silicon Valley antes de recibir la llamada de Jim. Y lo hizo, ni más ni menos, que poner su voz a Epi. O Michael Frith, editor e ilustrador de libros del Dr. Seuss, y creador del Lorax o el Grinch.
Henson vs. Henson
Jim Henson: La audacia de las ideas no solo nos narra el camino de baldosas amarillas de Jim Henson, sino también las sombras que generaban tantas luces. Tras dos años de programa, Jim pensó en proyectos para Broadway. No paraba de probar cosas nuevas, pues era tenaz, con una voluntad a prueba de bombas. A menudo llegaba a estar dos días sin dormir.
Mientras tanto, en casa, su familia le necesitaba. Jane se encargaba de criar a una familia numerosa, con unos ideales alejados de la “esposa perfecta”. En cambio, Jim poseía unos ideales más “tradicionales”, y esperaba que Jane actuara de una manera concreta. Esto, sumado a la que la empresa era de ambos, llegó a generar tensión entre ambos.
En 1993, Jane realizó una declaración de independencia, con la intención de mostrar que ella tenía una vida más allá de la de su marido. A ella le gustaba trabajar con él, y se sintió excluida. Le dolió no seguir creando a su lado. Pero Jane no se divorció, pues no creía en ello, así que continuó trabajando como cazatalentos.
Una llamada desde Londres
A Jim se le ocurrió un programa precuela de Barrio Sésamo, el cual intentó vender a varias cadenas durante mucho tiempo: El show de los Teleñecos. Todas le daban la negativa alegando que lo que les mostraba era para niños, así que rodó un piloto sobre sexo y violencia, para callar bocas. Era 1974, y lo primero que veíamos era un título enorme, de aspecto de piedra, en el que se leía Sex and violence, y una voz que decía que era “el fin del sexo y la violencia en la televisión”. A continuación, un teleñeco reventaba las palabras en piedra con la ayuda de un detonador para dinamita.
Al agente de Jim, Bernie Brillstein, le parecía curioso que, pese al éxito de Barrio Sésamo, no pudiera vender dicha precuela. Por ello, en 1975 realizó otra presentación llamada Buy this show, aunque tampoco pudo venderlo, así que lo descartó. Finalmente entró, junto a su equipo, en el Saturday Night, donde no escribían sus propios guiones. De hecho, allí les consideraban unos intrusos. Es más, el propio jefe de guionistas odiaba a los Teleñecos.
Finalmente, en mitad de la primera temporada, Jim recibió una llamada desde Londres. Le ofrecían veinticuatro episodios de treinta minutos cada uno. Al otro lado del hilo telefónico se encontraba Lord Lew Grade, que poseía unos estudios vacíos, y necesitaba rodar en ellos.
Allí Lew le dio libertad, y lo que allí creara, lo intentaría vender por todo el país. Así fue como todos se marcharon a Inglaterra. Con un decorado de teatro inglés de principios del XX, y menos personajes, arrancó El show de los Teleñecos, con un programa semanal y una melodía inicial que todo el mundo terminaría conociendo.
El show de los Teleñecos
Jim Henson: La audacia de las ideas nos muestra, en el primer programa, a la rana Gustavo dirigiendo un coro. Entonces, aparece la cerdita Peggy. Con una personalidad arrebatadora, y un solo de voz, desciende hasta finalizar sobre el director de felpa verde. Fue así como se conocieron ambos personajes. Frank Oz comenta que, en un ensayo, Peggy debía abofetear a Gustavo, y no sabía cómo, pero terminó por arrearle una llave de kárate. Un gesto que emplearía siempre a partir de ese momento, algo que gustó a Jim.
Con cada programa invertían, al menos, tres días de rodaje, incluyendo una estrella invitada. Llegaron a rechazar a muchas de ellas, pues no podían realizar tantos programas como invitados especiales acumulaban. Y no se cantaba en directo, exceptuando la visita de Rachel Welch. De hecho, procuraban adaptar el concepto de cada programa dependiendo del invitado. Como curiosidad, Dave Lazer, productor del programa, recogía personalmente a los invitados en el aeropuerto, y los llevaba al hotel, algo nada habitual.
Menciones especiales a la visita de la actriz y cantante Rita Moreno cantando Fever, acompañada por una banda de música formada por Teleñecos, mientras hacía lo imposible por aguantarse la risa. O la canción titulada No es fácil ser verde, interpretada por la rana Gustavo, que es un lujo poder rescatar en la actualidad.
El programa llegó a verse en más de cien países. ¿El siguiente paso natural? Una película que dirigiría James Frawley. Las primeras pruebas tuvieron lugar en 1978. Y tras cinco años, después de la fiesta de fin de rodaje de 1980, Jim canceló El show de los Teleñecos. Sin embargo, ya estaba en marcha la siguiente pieza el puzle: Cristal Oscuro. De esta manera, Jim descubrió el trabajo de Brian Froud (otro que merecería un documental propio).
Un cristal demasiado oscuro
Según nos cuenta Jim Henson: La audacia de las ideas, Jim decidió comprar un edificio para comenzar a realizar todas las criaturas de la película. Cada una con complejos mecanismos, con la intención de darles la máxima expresividad posible, yendo unos pasos más allá de los Teleñecos. A dos días de comenzar a grabar, Jim le pidió a Frank que la dirigieran juntos.
Durante el rodaje de escenas llegaba a haber entre cuarenta y cincuenta personas en posiciones incómodas, como cuando manejaban a los malvados Skeksis. Algunos incluso se caían de la plataforma donde se encontraban situados. Cuando Jim proyectó la película a los ejecutivos, estos se marcharon sin decir una sola palabra. No gustó que algunos personajes hablaran idiomas inventados. Incluso “se reescribió dos veces después de rodarla”, según el propio Jim.
Cristal Oscuro se estrenó a la par que E.T., el extraterrestre, con lo que aquello suponía. Jim vivía en los rodajes, y Jane no quería vivir en uno, sino en una casa, así que, con el tiempo, se separaron. Se reestructuró la empresa durante la separación de bienes, y buena parte de las acciones de Jane fueron a parar a sus hijos.
Mientras tanto, Lee Grade vendió su empresa a Marble Arch, y Jim y Jane se preocuparon. Y cómo no hacerlo, ya que El Show de los Teleñecos, sus películas y Cristal Oscuro serían propiedad de una entidad que desconocían. Por tanto, Jim hipotecó todo para obtener cuanto más dinero mejor, informó a su familia, y compró todo lo mencionado. ¿Siguiente parada? Dentro del laberinto.
Perdidos dentro del laberinto
Como no podía ser de otra forma, a quien vemos primero es a Jennifer Connelly, donde nos habla de su experiencia en la película. También encontramos a George Lucas en el rodaje, como productor ejecutivo.
Jim no atraía a sus hijos hacia su trabajo, pero apoyaba sus iniciativas. Cada uno de ellos fue interesándose por diferentes facetas relacionadas con su mundo. Como curiosidad, el pequeño de los Henson, John, fue la persona que dio vida al célebre oso de los anuncios de Coca-Cola. Y a su hijo Brian le encargó que el personaje de Hoggle, de Dentro del laberinto, fuese teledirigido, abriendo la puerta al universo de los animatrónicos.
La película se estrenó en el verano de 1986, con unas críticas feroces, algo que afectó sobremanera a Jim. Curiosamente otra que, junto a Cristal Oscuro, terminarían por convertirse en clásicos de culto. Frank dice en el documental que “si haces algo con todo el corazón, y no gusta, te afecta, aunque no quieras”. Aun así, Jim continuó con más proyectos.
Un día, convocó al equipo para hablarles de algo llamado Fraggle Rock. También de El cuentacuentos, su joya, de la que estaba muy orgulloso. En 1989 realizó El show de Jim Henson, donde tanteó el CGI con un personaje animado. Viendo el documental, a veces me daba la impresión de que Jim quisiera adentrarse en el futuro lo antes posible, aunque fuese impulsado por una catapulta.
Finalmente, y al cabo de un tiempo, Jim vendió la empresa a Disney, porque lo que quería era divertirse, aún más, sin tener que llevar el peso de la compañía.
Demasiado pronto
Con tan solo 53 años, Jim Henson nos dejó debido a una infección bacteriana aguda, derivada de una neumonía no tratada durante tres días. Jane estuvo acompañándolo hasta el último momento. Jim realizó testamento con instrucciones precisas para sus hijos, incluyendo cómo llevar a cabo la ceremonia de su sepelio, con este mensaje:
“Sugiero que hagáis una ceremonia pequeña y discretita. Estaría bien que los cantantes cantaran una o dos canciones. Canciones alegres y animadas. Me gustaría que alguno de mis amigos hablara sobre lo divertido que era trabajar juntos. Puede que os parezca un poco demasiado, pero ahora nadie puede llevarme la contraria”.
Conclusión de 'Jim Henson: La audacia de las ideas'
Después de ver el documental, personalmente, me quedé con ganas de más imágenes del trabajo que realizaron tanto Jim como sus compañeros de equipo. No quiero ni imaginarme la de material que tendrían para añadir, y la cantidad que dejaron a un lado porque era imposible mostrarlo todo. Para ser sincero, yo estaría horas admirando la elaboración de las marionetas, los personajes de las películas, cómo realizaban los shows...
Los créditos finales de Jim Henson: La audacia de las ideas recuerdan que la Jim Henson Company sigue siendo una empresa familiar, produciendo películas y shows, y que la Jim Henson Foundation apoya el arte de las marionetas.
Si hubiera que nombrar a un puñado de figuras mundiales, del ámbito cultural, que marcaran a tantas personas a lo largo de las décadas, sin duda, incluiríamos a Jim Henson. Una persona incomprendida, quizá en ocasiones extraviada, que trataba de ir siempre varios pasos por delante en el entretenimiento y el aprendizaje. Un artista que se encontró siempre rodeado de los mayores profesionales que alguien podría y desearía encontrarse en su gremio. Un genio que se nos marchó demasiado pronto y al que se sigue echando mucho de menos. Nunca fue fácil ser verde.
Bonus track
- Crítica de la serie Cristal Oscuro: La Era de la Resistencia. (Muy recomendable, además de la serie, el documental La llamada del cristal, de cómo se realizó).
- “It's Not Easy Bein' Green”, interpretada en inglés (opción de subtítulos en castellano).