Se abre el escenario y un jovial y dinámico Carles Sans, el "guapo" de El Tricicle, como él mismo se autodenomina entre risas, aparece bailando a un ritmo discotequero actual. Por fin solo es un divertido monólogo sobre los últimos 40 años de profesión junto a sus compañeros, Paco Mir y Joan Gracia, además de anécdotas de su vida personal. Según sus propias palabras, ya le tocaba hablar. Y es lo que hace...no parar de hablar.
De su gira por todo el país, que comenzó en Badalona y que ya tiene programada su continuidad durante todo el 2024, hizo escala en Málaga con motivo del 41 Festival de Teatro. Lleno hasta la bandera y un sin parar de carcajadas podría resumirse la única función por estas tierras de la Costa del Sol. Aunque ha prometido volver en otra ocasión.
Es cierto que en el vacío escenario tan solo aparece él, sus gestos y movimientos que acompañan a sus hilarantes palabras lo llenan por completo. Sin embargo, una parte de este merecido éxito también se debe a otro grande del humor español: José Gorbacho. Además de dirigirlo, ha dado buenas ideas a su amigo, Carles, quien confía y mantiene una larga amistad y buen rollo.
Crítica de '¡Por fin solo!'
Resumen
Ficha Técnica
Título: ¡Por fin solo!
Título original: ¡Por fin solo!
Reparto:
Carles Sans
Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Jose Corbacho y Carles Sans
Dramaturgia: Carles Sans
Administración: Arantxa Rodríguez
Coordinador técnico: Sergi Illa
Técnico Iluminación y sonido: Ricard Pons
Diseño Gráfico: Maxianplanet.com
Fotos: Elena Infante
Producción ejecutiva: Mª Antonia Rodríguez
Producción: Lustig Media
Tráiler de '¡Por fin solo!'
Sinopsis de '¡Por fin solo!'
¡Por fin solo! es el espectáculo que todos los seguidores de Tricicle querrán ver porque se cuenta los secretos de una compañía muy querida que ha hecho récord de público allá donde ha ido. ¡POR FIN SOLO! aparece en el momento más oportuno como sí de un “making of” de la vida de Tricicle se tratara. Es un espectáculo basado en hechos reales que hará reír a aquellos que quieran saber más de una compañía, que, según se ha dicho, forma parte de la memoria emocional de nuestro país.
¡Por fin solo! no es únicamente un monólogo. Es un espectáculo que combina lo que se dice y cómo se cuenta, a través del gesto y la palabra de Carles Sans, quien perfila una galería de divertidos y entrañable personajes, consiguiendo una fantástica empatía entre actor y espectadores. Su expresividad gestual y sus historias harán disfrutar a los “tricicleros” porque descubrirán vivencias muy divertidas que todavía nadie conoce. (TEATRO REINA VICTORIA).
La importancia del humor
Carles Sans lleva toda su vida haciendo del humor su "modus operandi", pero no únicamente sobre los escenarios. En Por fin solo pone de manifiesto que cualquier momento es oportuno para ver su lado más cómico. Esta única rueda de El Tricicle que continúa rodando, no da tregua al aburrimiento, mantiene el trepidante ritmo durante los 90 minutos que dura la función.
Se debería recetar como terapia ante la depresión y la monotonía. A medida que transcurre el tiempo y no se puede parar de reír, uno se siente más ligero en su butaca, con menos cargas y quebraderos de cabeza.
Que es muy saludable reírse de uno mismo lo demuestra cuando exagera el tamaño de su nariz, o cuando reconoce que es hipocondríaco y sobre el colosal tamaño de la maleta de su mujer cuando viaja. Da igual si es para un par de días o para un mes.
No hay que ser gracioso, sino caer en gracia
Asegura que no es una persona que cuente chistes ni se haga el gracioso. No le hace falta. Su forma de decir las cosas, durante 40 años a través de la mímica, ahora por primera vez también con su voz, es tan divertida y genuina que es imposible no reírse.
Por fin solo se adereza con las proyecciones de fotografías de su infancia y de los inicios de El Tricicle. También va relatando, sobre un mapamundi, los lugares donde actuaron, que por cierto son muchos.
El viaje a Japón es especialmente divertido. Allí lo pasaron muy bien, gastando bromas a dos chicas jóvenes que fueron sus intérpretes y conociendo alguna de las peculiares costumbres niponas. La forma en la que se presentaba un anciano, palpándoles los genitales a sus invitados, no puede ser más cómica y extravagante. O la escena del ascensor junto a Sara Montiel.
No lo pienses y viaja con este fenómeno de la comedia. Carcajadas garantizadas.
Conclusión
Carles Sans no necesita nada ni a nadie para hacer reír sin límites. Por fin solo, su magnífico monólogo, se debería recetar como tratamiento ante la depresión y la monotonía. En el prospecto solo debería aparecer: "Humor con mayúsculas".
Durante 90 minutos, la butaca del teatro se convierte en un trepidante viaje de carcajadas al mundo de "El tricicle", con algunos de sus más divertidos "gags" y disparatadas vivencias personales.
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