El debut de Rose Glass, Saint Maud, se ha convertido en uno de los estrenos más esperados del cine de terror. Su estreno en España ha sido una incógnita por la crisis sanitaria de la COVID-19. Por ahora, mantiene su llegada a cines comerciales el próximo 25 de diciembre de 2020. Este film ha obtenido una recepción muy positiva por parte de la prensa especializada. Además, se alzó con una Mención Especial a mejor película, en la Sección Oficial, del Festival de Cine de Londres. También estuvo presente en el Festival de Cine de Sitges. Por suerte, se pudo ver el 6 de noviembre de 2020 en la III Edición del Festival de Cine por Mujeres, que se celebra hasta el 15 de noviembre de 2020. Estreno en salas de cine españolas el 23 de diciembrede 2020.
Reparto: Morfydd Clark (Maud) Jennifer Ehle (Amanda) Lily Knight (Joy) Lily Frazer (Carol) Turlough Convery (Christian)
Año: 2019 Duración: 83 min País: Reino Unido Dirección: Rose Glass Guion: Rose Glass Música: Adam Janota Bzowski Fotografía: Ben Fordesman Género: Terror Distribución: Sony Pictures
Saint Maudnos presenta a Maud, enfermera a domicilio, que llega a casa de Amanda, una bailarina famosa. Pero ahora, su frágil salud la mantiene recluida en su casa, una mansión aislada. Al principio, a Amanda le intriga esta mujer joven y religiosa, que la distrae de su enfermedad y su mala salud. En cuanto a Maud, su nueva paciente la tiene hechizada. Pero en Maud, hay más de lo que parece.
Está atormentada por un violento secreto del pasado y por mensajes de éxtasis que ella atribuye directamente a Dios. Se convence a sí misma que no solo llegó hasta Amanda para cuidarla como enfermera, sino para mucho más: para servir un propósito divino. A medida que va perdiendo control sobre su sentido de la realidad, los cuidados de Maud se convierten en una misión mortal para salvar el alma de Amanda, por cualquier medio que sea preciso. (FESTIVAL DE CINE POR MUJERES 2020).
El cine de terror da la bienvenida a una realizadora que promete muchísimo. Rose Glass debuta con Saint Maud, un film de terror que se mueve por una atmósfera psicológica tensa y que deja sin aliento al espectador. De esta forma, va desarrollando la historia de una forma sutil y elegante, demostrando así una capacidad de generar esa sugestión desde las primeras escenas. Poco a poco se van desentrañando los misterios que esconde Maud, la protagonista de la historia. Asimismo, camina por una vorágine de incógnitas y traumas que asolan su vida, que se van descubriendo y aportando a la génesis de este universo obsesivamente religioso. Asimismo, la baza con la que triunfa Glass es no exponer todo de una forma clara, sino dejar una ambigüedad que atrapa hasta el final de la película.
El verdadero miedo se sufre más por ese ambiente angustioso y asfixiante que se vive desde las primeras escenas. A partir del choque entre dos mundos, aparentemente, opuestos, evoluciona ese duelo visceral. Sin embargo, Glass no se aturulla y no muestra todo el potencial de primeras. Con lo cual, va exponiendo con precisión cada uno de los aspectos sobrecogedores, aderezándolos con una cotidianidad certera. El arco y el clímax final subliman toda esa metamorfosis estremecedora que sufre la protagonista, quién lo expande al personaje de Amanda. Uno de los puntos favorables es ver esa destrucción del ser, llevado por un vehículo de desesperación y obstinación, que recuerda a reminiscencias de “Cisne negro”, con influencias de la corriente de terror de Ari Aster. Aún así, Glass se desmarca y trae una película con identidad propia, que destaca entre las grandes sorpresas de este género en 2020.
Bendita tú eres
La calidad del guion exige unas interpretaciones que sepan expresar esa luz lúgubre y opresiva que envuelve a Saint Maud. Y así lo hace. En primer lugar, Morfydd Clark se mete en la piel de esta particular “santa”, que comienza con una ingenuidad y ternura ya sospechosas. Pese a ello, la actriz sabe cómo controlar su expresividad angelical, para no dar síntomas de siniestralidad hasta que la acción lo requiera. Así consigue sorprender y dar una verosimilitud exquisita, dejando escenas en las que el público siente un temblor en el cuerpo irrefrenablemente. Por lo cual, no se aprecia en ella ni un ápice de histrionismo, al contrario, lo aborda desde una templanza silenciosa y angustiosa. Retrata perfectamente ese mundo interior, que huye de maniqueísmos y revela un trasfondo traumático y significativo.
Por otro lado, Jennifer Ehle es la otra gran contendiente de esta batalla. Con picaresca y una personalidad fuerte y con carácter, se enfrenta a su Amanda y le da un halo seductor, burlesco y muy apropiado para confrontar la energía de Clark. Gracias a esa contraposición poética, se combinan en una energía en la que se distribuye ese influjo sobre la imagen. Además, Ehle dota a su personaje de una sensibilidad muy concreta, subrayando sus debilidades, pero también ese aspecto arrollador y altivo. Junto con Clark, forman una química escalofriante, que desemboca en una simbiosis imponente. Por último, mencionar a Lily Frazer y Lily Knight. Las dos son una bocanada de aire fresco, pero sin perder la coherencia con el carácter primigenio de la película. Además, en el caso de la primera, refleja perfectamente ese contraste más libre y bravío.
La salvadora
Hay que aplaudir la labor de Rose Glass como artesana de la imagen en Saint Maud. Ya desde las primeras secuencias se percibe un cuidado total de todo el aspecto formal visual que hay en el film. Por tanto, maneja de una manera ágil el tratamiento del color, expresando todo ese universo personal y extrapolándolo a cada elemento de la escena. De igual manera, se esmera en la simbología que envuelve al relato, no dejando únicamente la religiosidad como una excusa, sino como la herramienta mediante la cual se formula esa locura. Por ello, no requiere de elementos más estándar en el cine de terror, como la sangre, los sustos en el momento justo, sino que se acoge a un estilo que se va cociendo en su salsa con una impresión llena de crudeza realista.
Es verdad que hay momentos, muy específicos, en los que toman recursos ya conocidos del género, pero los suple con la maestría con la que invade el resto del film. Esa destreza se ve en escenas como la de los clavos, donde transmite todo ese dolor y deja los pelos de punta sin tener que violentar con morbosidad visual. Al contrario, atrae y sobrecoge al espectador estimulando su estructura emocional y racional. Es decir, sin verlo, sabe lo que ocurre y se imagina el dolor. Por tanto, el film pone al público como un espectador activo, al tener que completar esas imágenes. De ahí que haya todavía un mayor efecto de estar presente en la cinta y quede enganchado a lo que se está viendo. Para terminar, la composición sonora es excelente, es lo que construye todo ese ambiente, junto a la imagen, y crea una relación simbiótica con el resto de aspectos técnicos.
Conclusión
Saint Maudes una de las grandes revelaciones del cine de terror de 2020. Gracias a un guion cuidado, alejado de estridencias y con un uso de la tensión exquisita, deja constancia del gran talento de Rose Glass en su primera película. De principio a fin trae una historia cautivadora y espeluznante, que cultiva y es coherente con su ambiente asfixiante y opresivo. Asimismo, dejar al espectador que complete con sus propias maquinaciones es una decisión totalmente acertada. Por otro lado, Morfydd Clark y Jennifer Ehle están espectaculares, realizando un duelo energético estremecedor. Después, la realización técnica es extraordinaria. Sin el poder la imagen y una banda sonora a la altura no hubiera sido posible fabricar esa vorágine de angustia en el espectador. La santa que envuelve con su manto de pánico y arrasa en su catarsis escalofriante.