Inclasificable, mal dirigida, polémica, con momentos brillantes...así es Sangre para Drácula, una película dirigida por Paul Morrisey, director célebre por haber rodado en la década de los años sesenta y setenta una serie de películas conocidas por su bajo presupuesto y sus intenciones provocativas, en las que destacaban elementos como la drogodependencia y una sexualidad desbocada (en todos los sentidos, incluso en el negativo). De hecho, Morrisey, formaba parte del círculo de Andy Warhol y era discípulos de todo este tipo cine Trash, donde sin duda acabó superando a su maestro en originalidad.



Sangre para Drácula

Crítica de 'Sangre para Drácula'

Ficha Técnica

Título: Sangre para Drácula
Título original: Dracula cerca sangue di vergine... e morì di sete!!!

Reparto:
Joe Dallesandro (Mario Balato - el serviente)
Udo Kier (Conde Drácula)
Arno Juerging (Anton - el sirviente del conde)
Maxime McKendry (La Marquesa Di Fiore)
Milena Vukotic (Esmeralda)
Dominique Darel (Saphiria)
Stefania Casini (Rubinia)
Silvia Dionisio (Perla)
Vittorio De Sica (El Marqués Di Fiore)
Roman Polanski (Hombre en taberna)

Año: 1974
Duración: 103 min.
País: Italia
Director: Paul Morrissey
Guion: Paul Morrissey. Personaje: Bram Stoker
Fotografía: Luigi Kuveiller
Música: Claudio Gizzi
Género: Terror. Vampiros
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Sangre para Drácula'

Sinopsis

Secuela espiritual de "Carne para Frankenstein", que reúne de nuevo a Andy Warhol en la producción con el director Paul Morrissey y el actor Udo Kier. Una doble sesión imprescindible para los amantes del terror.

El Conde Drácula sabe que si no bebe sangre de jóvenes vírgenes, tendrá que permanecer eternamente en su ataúd. Antón, su asistente, le sugiere que viaje a Italia, país muy católico donde le será más fácil encontrar vírgenes. Allí conoce a una familia con cuatro hijas en edad casadera, pero que no resultarán ser tan puras como parecían. Mientras, Mario Balato, un hombre atractivo y de ideas comunistas, sospecha del Conde y lo vigila. Drácula tendrá que averiguar cuál de las chicas es realmente virgen porque el tiempo se le acaba. (Filmin)

Dónde se puede ver la película en streaming



La duología de Monstruos

Más en concreto Sangre para Drácula forma parte de una duología en la que Paul Morrisey revisa dos mitos del terror: Frankenstein (1973) y Sangre para Drácula (1974), ambas rodadas con un solo año de diferencia (evidentemente ya podemos presuponer que el presupuesto y la planificación no eran el punto fuerte). En ambas las intenciones de Morrisey están claras, pervertir el mito y pasarlos por su polémico filtro. Aunque sin duda, la dedicada a Drácula es la más interesante, porque a pesar de sus múltiples defectos, la obra tiene también momentos brillantes, que se elevan por encima de los mejores momentos de la serie B de los años setenta.

Sangre para Drácula
Copyright Filmin

El Vampiro sexual

Sí, Drácula siempre ha tenido un componente sexual. Pero en la película de Paul Morrisey esto excede a cualquier anterior obra, y llega por momentos a rozar el cine erótico, que por aquella época era un género cinematográfico por sí mismo (no como ahora). El personaje principal es el actor fetiche del director, Joe Dallesandro, que interpreta a un vampiro que en esta ocasión solo puede alimentarse de sangre...de vírgenes (la de otras personas le sienta mal).

La caracterización de Drácula es la de un personaje afectado, que responde mucho al estereotipo del típico drogadicto que ya había presentado Morrisey en sus películas más underground. Es un ser débil, que en ningún momento impone respeto, sino que al revés, inspira lástima en cierto sentido, a pesar de que es un absoluto demente.

Viaje a Italia

Como en Rumanía ya no hay vírgenes, Drácula decide trasladarse junto a su sirviente, interpretado por Udo Kier (ni más ni menos) a Italia, porque al ser un país fervientemente católico, el conde piensa que debe estar llena de vírgenes, y busca casarse con una. Y allí se encuentra con una familia de cuatro hijas, que lo acoge por ser conde y tener dinero. ¿Pero serán vírgenes las hijas? Prácticamente en el prólogo ya nos anticipa que los tiempos han cambiado y eso de esperar virgen al matrimonio ya no está muy de moda.

El caso es que efectivamente las localizaciones deben de ser de una villa italiana, pero también se nota que el presupuesto de Sangre para Drácula es limitado, porque todo el filme transcurre prácticamente en las mismas localizaciones. También nos damos cuenta de que Paul Morrisey cuenta con un talento limitado, y que no respeta las convenciones cinematográficas. La cámara se mueve continuamente por error, en ocasiones como si el que la sujetara sufriera de Parkinson. En cuanto a los diálogos hay algunos que dan tanta vergüenza ajena que por momentos da la sensación de estar viendo la película parodia de Leslie Nielsen. No está en las reglas "clásicas" el punto fuerte de Sangre para Drácula.

Sangre para Drácula película
Copyright Filmin

Sexo, perversión y pederastía

El poder de Sangre para Drácula recae en la fuerza de algunas secuencias e imágenes, que son muy potentes (y algunas ciertamente desagradables). Este Drácula sediento de sangre, que en realidad es también una parábola del drogadicto, queda reflejada perfectamente en secuencias bestiales, como el momento en el que come el pan mojado por la sangre de una niña o incluso cuando lame en el suelo la sangre derramada del himen de la rocíen violada virgen, en una secuencia que desde luego resulta tan polémica como impactante. Y a todas estas, siempre que Drácula chupa la sangre de una víctima, esta parece tener un orgasmo (obviamente Paul Morrisey que no es un director muy aficionado a las metáforas complejas no podía dejar escapar algo tan llamativo).

Sangre para Drácula es un viaje casi alucinatorio, en el que queda claro que a Morrisey le interesan más estas imágenes sueltas que el sentido propio de la película. Sin embargo, a la vez nos podríamos plantear...¿Es solo esto un juego provocativo, una simple agresión a la moral tradicional? La película deja también un mal regusto al espectador, porque no solo hay secuencias sexuales de todo tipo sino que se incluyen discursos cercanos a la pederastía y a la violación. En ese aspecto, hay que tener en cuenta que Sangre para Drácula no es apta para todos los públicos.

Conclusión de 'Sangre para Drácula'

Sangre para Drácula es como trasladar al cine todas las transgresiones artísticas de los años setenta. Como ver en movimiento las obras de Grupo Fluxus o de los poveristas italianos, solo que mezclado con un mito como el de Drácula.

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