Segunda temporada de Wake Up Woman, obra dirigida y escrita por Jorge Acebo. Producción teatral de carácter social, la cual cuenta con el auspicio de la Embajada de la República Argentina en España. Este montaje se convierte en la cuarta versión alrededor del mundo, habiéndose realizado previamente en Argentina, Estados Unidos y México. La obra original fue declarada de Interés social y cultural por la Legislatura de Buenos Aires, además de contar con el apoyo de varias organizaciones como la Dirección General de coordinación de políticas de género. Actualmente se encuentra en el Teatro NueveNorte hasta el 20 de noviembre.



Wake Up Woman

Crítica de 'Wake Up Woman'

Ficha Técnica de 'Wake Up Woman'

Título: Wake Up Woman
Título original: Wake Up Woman

Reparto:
Cecilia Sarli (Natalia)
Chema Coloma (Federico)

Duración: 80 min
Dirección: Jorge Acebo
Dramaturgia: Jorge Acebo
Diseño de iluminación: Paula Fraga
Diseño de vestuario: Kriistina Ostrat & Antoñita Hernández
Audiovisuales: Marc Oliver
Técnicos: Sara Moyano & Raúl Briz
Fotografía: Diego López Calvin
Atrezzo: The Hope
Jefa de prensa: Marisol Cambre
Género: Drama
Productora: LR Produce

Sinopsis de 'Wake Up Woman'

Wake Up Woman narra la historia de Natalia y Federico. Se conocen, se enamoran, se casan. Conviven y comienzan a vivenciar algunas dificultades. Quizás, una historia de amor con dificultades, puede recomponerse. Tal vez uno podría pensar que algunas fisuras pueden no dejar huellas en su paso. ¿Cómo hacer para intentar dejar atrás o superar tantas contrariedades que quedan grabadas en el alma, en los recuerdos, en el cuerpo…? Cuando se acaban las certezas, empieza la verdadera historia. (TEATRO NUEVENORTE).



Wake Up Woman
Foto de Marc Oliver

Una herida profunda

La dramaturgia detrás de Wake Up Woman tiene una sensibilidad, que emana de cada una de sus palabras y planteamiento en escena. Se puede ver una riqueza en la historia en sí, que se convierte en un reflejo, desgraciadamente, de muchas víctimas de violencia de género. Dividida en varios capítulos, hay que aplaudir que se aborde desde el mito del amor romántico, heredado de la cultura con una educación basada en los “felices para siempre”. No se queda en un diálogo mascado, sino que va soltando pequeñas pinceladas, de una manera tan sutil que, luego, el público será el encargado de ir juntando todas las piezas. Es un relato desgarrador, aunque este impacto en los asistentes es necesario para dar mayor visibilidad y concienciación sobre lo que se ve sobre las tablas. Es todo un acierto no edulcorar una situación tan cruda y peligrosa.

La relación entre los protagonistas se fabrica desde un prisma aparentemente sencillo. Se aleja de adornarlos de circunstancias especiales, lo que consigue acercarlos todavía más a una verdad realista. Además, la construye desde una posición no condicionada por su estatus social, la edad o la dependencia económica, por lo que rompe con los esquemas que suelen plantearse en estas situaciones. A consecuencia de ello, refleja que cualquier persona puede ser víctima de esta circunstancia tan delicada. El camino sentimental que recorren es un baremo que crea una conexión direta con la audiencia. Da la sensación de estar familiarizados con los personajes, de escuchar las súplicas de ayuda silenciadas por una obsesión enfermiza. No cae en el cliché y tiene un torrente de personalidad increíble. Favorece el carácter íntimo de haber únicamente dos personajes en el texto, por lo que hay un duelo emocional que humaniza aún más la obra.

Foto de Marc Oliver

Dejarse la piel

Cecilia Sarli y Chema Coloma son los encargados de dar vida a Natalia y Federico en la versión española de Wake Up Woman. Recogen el testigo a actores como Fernanda Castillo y Erik Hayser. Sarli y Coloma conforman una pareja escénica impresionante y desde el comienzo se compenetran perfectamente. Se puede palpar entre ellos la sinergia que emanan y consiguen transmitirla a los espectadores. Por su lado, Coloma utiliza a su favor la candidez intrínseca en si mismo, para permitirle hacer una transformación totalmente contraria a lo que, a primera vista, parece. De esta manera, le da a su actuación unos claroscuros muy potentes, profundizando en todo momento en lo que se expone sobre el escenario. Saca a relucir los demonios internos con un desgarro sensitivo que sobrecoge a la audiencia. Se entrega física y mentalmente completamente.

Por otra parte, Sarli realiza una involución de su personaje y se desnuda ante el espectador en un viaje de dentro hacia afuera con su Natalia. Esa fuerza tan característica se va convirtiendo en una fragilidad escénica que conmueve al público. Transmite la pesadilla interna que vive y lo hace a través de una expresión corporal destacable. Tiene una sensibilidad interpretativa elevada y exprime al máximo las emociones que pasan por su personaje. Conmociona a grandes niveles a los asistentes y les hace partícipes de su dolor, por lo que la empatía se humaniza en todo momento. Al igual que su compañero, el compromiso con la obra es total y se puede ver en su manejo físico y mental en todo momento. No flaquea y mantiene un alto nivel constantemente.

Wake Up Woman
Foto de Marc Oliver y Teatro NueveNorte

Interacción intimista

El montaje teatral de Wake Up Woman en su versión española sigue los patrones de la obra original. Por ello, Jorge Acebo ha mantenido en líneas generales la composición y puesta en escena. En primer lugar, el escenario esta en continuo cambio, por lo que los elementos, cada uno, tiene un significante detrás. Ese movimiento del atrezzo crea un dinamismo y un ritmo muy atractivo. El minimalismo de no haber una puesta en escena fija se aprovecha al dar esa cercanía y poner el foco central directamente sobre sus actores. Al tratarse de una obra tan delicada, es todo un acierto, dado que el espectador no se distrae y se centra en la potencia emocional que hay por parte de los actores y del libreto. Cabe destacar la importancia del choque en algunas  partes de la pieza  y el símil con la violencia intrafamiliar con la realidad escondida detrás.

Otro punto a favor es la introducción de componentes audiovisuales que hacen fluir una esencia cautivadora. A través de una sucesión de imágenes, las pausas, entre una etapa y otra, se hacen de una forma liviana y no da un efecto cortante en ningún momento. Un detalle muy importante, dado que, por la potencia que hay, hubiera sido un error ir pausando la escena por cada episodio de vida de los protagonistas. La musicalidad y el hilo sonoro se adaptan a la cultura popular española, lo que hace que se transporte a un cotidianidad más popular. La utilización del espacio empasta perfectamente y atribuye más agilidad a la escena. Por lo tanto, saben aprovechar todos los elementos artísticos para dar un resultado visual y escénicamente muy intenso y formidable. Junto con el guion, forman un duplo explosivo.

Foto de Marc Oliver

Conclusión

Wake Up Woman es una obra muy personal, visceral y dura. Aborda la violencia de género desde una verdad y realismo que impacta a los espectadores. Es inevitable no emocionarse, es puro sentimiento en todo momento. Chema Coloma y Cecilia Sarli están impresionantes. Saben captar toda esa potencia pura. Un montaje teatral muy atractivo con un ritmo trepidante. Deja un poso reflexivo en el público, que da voz a aquellas víctimas que sufren en silencio. Totalmente imprescindible y ejemplo del buen hacer del teatro social.

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CINEMAGAVIA
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
wake-up-woman-critica-teatroEs una obra muy personal, visceral y dura. Aborda la violencia de género desde una verdad y realismo que impacta a los espectadores. Es inevitable no emocionarse, es puro sentimiento en todo momento. Chema Coloma y Cecilia Sarli están impresionantes. Saben captar toda esa potencia pura. Un montaje teatral muy atractivo con un ritmo trepidante. Deja un poso reflexivo en el público, que da voz a aquellas víctimas que sufren en silencio. Totalmente imprescindible y ejemplo del buen hacer del teatro social.

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