El pasado 4 de mayo terminó temporada A muerte en el Teatro Lara de Madrid, donde ha estado en cartel durante varios meses. Escrita y dirigida por Rebeca Ledesma, es una producción de Bibelot Producciones. A modo de programa de televisión de canto, emula algunos formatos de este estilo como "La voz", "El número uno" o el ya tan conocido "Operación Triunfo". Estuvo todos los jueves a las 22 horas en la Sala Lola Membrives.



A muerte

Crítica de 'A muerte'

Ficha Técnica

Título: A muerte
Título original: A muerte

Reparto:
Alejandro Pena
Anna Sudenko
Antía Castro
Carlos Mestanza
Caterina Flix
David Harada
Manuel Álvarez
Estrella Gabel
Marta Novillo
Patricia Valle

Duración: 85 min. aprox.
Dirección: Rebeca Ledesma
Dramaturgia: Rebeca Ledesma
Producción ejecutiva y escenografía: Bibelot Producciones
Ayudante de dirección:
Antía Castro
Prensa y comunicación:
Bibelot Producciones
Idea original:
Ledesma Bros
Arreglos musicales:
Navid Hejazi
Producción: Bibelot Producciones

Sinopsis de 'A muerte'

Siete concursantes llegan a la gran final del programa de televisión: ¡A MUERTE! En su lucha por alcanzar sus sueños y ser los protagonistas del próximo gran musical y lograr la fama, están dispuestos a hacer cualquier cosa… Y esta gran final les va a sorprender como no podrían haber imaginado, poniendo a prueba su talento y su afán de supervivencia…

¿Qué estarías dispuesto a hacer para ser el ganador del concurso?

Una comedia musical con actores y cantantes en clave de humor negro negrísimo, que parodia los concursos de talento que tanto éxito están teniendo, con un repertorio amplio de canciones de musical, interpretadas con gran calidad por los actores.¡Hora y veinte de música en directo, risas y alguna sorpresa! (TEATRO LARA). 



A muerte
Foto de Bibelot Producciones

¿Parodia u homenaje?

Rebeca Ledesma se lanza a por la comedia musical con A muerte, una propuesta que escenifica un programa que bebe de formatos como “Operación Triunfo” o “La voz”. Por tanto, la propuesta expone las vivencias de un grupo de concursantes, los cuales buscan cumplir sus sueños como cantantes. Así, se puede ver que parte de una idea con potencial, sobre todo por el éxito de este tipo de programas en sociedad. Además, se puede ver un planteamiento en el que se comprende la crítica que desea hacer, poniendo el foco en la manera de funcionar el show business. Destaca lo bien escrito que está el personaje del presentador que, sin duda, es el que mejor parado sale del montaje, así como el plot twist que, únicamente, llega algo tarde.

Sin embargo, el principal problema que se halla es la falta de concreción y no tener una finalidad que sea más sólida. A pesar de haber varios intentos en torno a introducirse en la parodia, luego, se plantean problemáticas que se acercan más al homenaje y a la reivindicación. En consecuencia, no se termina de definir cuál es el tono o cuál es el camino que debe seguir la historia, mostrándose un batiburrillo de estilos que terminan por socavar el resultado global de la dramaturgia. También cabe mencionar el uso excesivo de las canciones en la función, restando importancia al relato y, por ende, caer en un uso menos práctico de la acción. Sin duda, todavía queda pulir, pudiendo plantearse desde un enfoque distinto, que potencie esa vis cómica que desea ejecutar e ir todavía más al extremo.

Teatro Lara
Foto de Bibelot Producciones

En busca del foco

Se aplaude la valentía de tener sobre la escena a un total de diez actores sobre el escenario, por lo que, se valora esta decisión en A muerte. No obstante, al haber tantos intérpretes sobre las tablas, no es fácil lograr que todos destaquen y obtengan los mismos resultados. Vocalmente, es mejorable en su conjunto. Aun así, hay una actuación que debe aplaudirse a su máximo nivel y es la de Carlos Mestanza. El actor brilla absolutamente, siendo su trabajo uno de los aspectos por los que mejora la función. Está sembrado, da todo por su personaje y provoca rápidamente las risas entre el público. Después, Manuel Álvarez busca dar cuerpo a su propuesta, pero no termina de consolidar esta imagen. Por su parte, Antía Castro cumple, pero explora unos tics y unos dejes que se vuelven reiterativos. Sería interesante que se planteara una estrategia más naturalista.

Alejandro Pena destaca con una naturalidad bien llevada, a pesar de pasarle factura la concepción de su personaje. Por tanto, su labor es plausible y ofrece cercanía y sinceridad. Anna Sudenko logra un trabajo notable, sin grandes aspavientos, pero bien ejecutado. David Harada es otra de las grandes sorpresas, sabiendo utilizar sus puntos fuertes, dándole así algunas de las escenas más icónicas de la obra. Lo mismo sucede con Estrella Gabel, la cual lleva al extremo su personaje y se valora su gestualidad y su energía en todo momento. Por otra parte Caterina Flix y Patricia Valle no exponen unas actuaciones impresionantes, pero se mantienen coherentes. Por último, Marta Novillo tiene que dejarse madurar sobre el escenario, se muestra excesivamente nerviosa y sin apenas voz ante la escena.

Teatro Lara
Foto de Bibelot Producciones

Entre el musical y la comedia

Una vez se entra en el espacio teatral, A muerte ya comienza a cocinar su esencia personal, emulando el concepto de televisión en vivo y los detrás de cámara. En este primer contacto, deja una sensación agradable, se puede esperar una autentica alegoría visual de este tipo de programas. Sin embargo, todo ese primer contacto no se sostiene, sino que se va a una propuesta algo más descompensada. En primer lugar, los números musicales duran en exceso, hay una elección simpática, pero se echa en falta una cohesión artística más satisfactoria. Con lo cual, se puede deducir que han querido potenciar el carácter musical, pero, desgraciadamente, no fluye como debiera y se hace excesivamente largo a los ojos de los espectadores.

No obstante, hay escenas que son hilarantes, como la decadencia del presentador, la parodia de cantar la misma canción y la manera en la que se hace, indicando que hay posibilidades de llevarlo hacia ese terreno. Por ende, sería recomendable orientarlo hacia una locura más atrevida, algo que se llega a ver en la función, pero que tampoco acaba de explotar. Así, el despliegue artístico podría potenciarse mucho más. El ritmo del montaje va fluctuando, tarda en arrancar por la interpretación de las canciones, las cuales se hacen íntegras y sin saber dónde cortar. También les pasa factura que se pongan escenas entre medias, donde canta todo el elenco, que no termina de casar. o escenas que no dan detalles necesarios a la trama Por lo que, indudablemente, se queda entre dos aguas, el musical y la comedia, llegando a tierra de nadie.

A muerte
Foto de Bibelot Producciones

Conclusión

A muerte desea hacer una parodia y homenaje de talent shows como “Operación Triunfo” o “La voz”. Sin embargo, la dramaturgia debe pulirse en muchos detalles, caminos, decisiones..., ya que se ve una propuesta que no logra terminar de arrancar y recomponerse. El reparto presenta un resultado irregular, aunque se debe aplaudir el excelente trabajo de Carlos Mestanza, junto a a la labor destacable de David Harada y Alejandro Pena. A nivel artístico y técnico, le pasa factura su libreto y muestra retazos potentes, pero no se consuma en toda la pieza. La falta de concreción juega en su contra, yendo más hacia una sensación de la sala de expulsión que de cruzar la pasarela.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
a-muerte-critica-teatroDesea hacer una parodia y homenaje de talent shows como “Operación Triunfo” o “La voz”. Sin embargo, la dramaturgia debe pulirse en muchos detalles, caminos, decisiones..., ya que se ve una propuesta que no logra terminar de arrancar y recomponerse. El reparto presenta un resultado irregular, aunque se debe aplaudir el excelente trabajo de Carlos Mestanza, junto a a la labor destacable de David Harada y Alejandro Pena. A nivel artístico y técnico, le pasa factura su libreto y muestra retazos potentes, pero no se consuma en toda la pieza. La falta de concreción juega en su contra, yendo más hacia una sensación de la sala de expulsión que de cruzar la pasarela.

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