Ute von Münchow-Pohl regresa a la gran pantalla con Los Elfkins, una película que rescata la famosa leyenda de Colonia, de hace más de 200 años. La realizadora es conocida por películas de animación como "Cuervito Calcetín. La gran carrera" o "Rabbit School". Para este film ha contado con actores reconocidos por el público, para la voz original de los personajes, como Louis Hofmann, el mítico Jonas de "Dark". También prestan su voz Jella Haase, a la que pudimos ver en "Kokon" y Leon Seidel, al que disfrutamos en "Somos la ola". Este film de animación llega a los cines este 15 de enero de 2021.
Título: Los Elfkins Título original: Die Heinzels - Rückkehr der Heinzelmännchen
Año: 2020 Duración: 78 min País: Alemania Dirección: Ute von Münchow-Pohl Guion: Jan Strathmann Música: Alex Komlew Género: Animación Distribución: Vercine
Durante más de 200 años, los Elfkins han estado viviendo bajo tierra, escondiéndose del mundo superior y evitando cualquier interacción con los seres humanos. Un día, Elfie, Kipp y Buck deciden subir a la superficie de la tierra. Después de muchas aventuras, Elfie se hace amiga de Teo, un chef pastelero un poco gruñón que le recordará a ella y a todos los Elfkins su verdadero propósito en la vida: ¡ayudar a los demás! (VERCINE).
Jan Strathmann lleva al público a una aventura dulce y simpática en Los Elfkins. En las primeras escenas le cuesta arrancar, pero una vez planteado el conflicto, se comienza una historia en la que hay ese componente emocional. Se puede ver la fortaleza de crecer y de la unión, además de traer unos personajes entrañables, que consiguen conectar con los espectadores a través de sus peripecias algo alocadas y divertidas. Por lo cual, el componente luminoso es el más característico del film, dado que hay ese canto a la nostalgia de la niñez y de la búsqueda de los sueños en uno mismo. Sin duda, no solo entretiene, sino que deja salir un mensaje que es importante de escuchar en las películas familiares y orientadas hacia la niñez. Por ende, cumple con creces su intención.
Al no contar con un villano que ensombrezca el relato, puede dar la sensación de carecer de pinceladas más complejas. En consecuencia, puede resultar excesivamente edulcorada en una parte de su narrativa. A pesar de ello, no deja de ser un film que se basa en la alegría, donde también saben sacar partido a una meta más cotidiana e, incluso, más humana. El principal conflicto, que se presenta en la pastelería, da mucho juego a sus propios personajes, que muestran cómo las apariencias engañan y la necesidad del perdón. Aun así, cabe recalcar que las mejores partes del film se producen en la antesala al clímax de la película, ya que en su resolución se aligera y puede dar una sensación de acabar rápidamente. No obstante, lo equilibran con esas dosis de dulzura, que conquistan sin problemas a los espectadores presentes en el visionado.
El perdón
Los principales personajes de Los Elfkins son los propios seres que dan nombre al film. Para comenzar, la protagonista indiscutible de la película es Elfie, una Elfkin algo torpe y que no encuentra su principal habilidad. Nuevamente, se ve un personaje heroico que se aleja de la perfección, mostrando un carácter más a la tendencia de la cercanía con el público y esa búsqueda de poder superarse a sí misma. De esta manera, los más pequeños pueden sentir empatía hacia la protagonista, que tiene ese afán aventurero y una tenacidad que encumbra su principal posición en el film. Además, no se encuentra sola, sino que viene acompañada de Kipp y Butz, dos personajes que contrastan entre sí, pero que pronto se convierten en un trío muy agradable y tienen ese humor más blanco.
Por otro lado, en los personajes más adultos es donde, tal vez, mejore la profundidad de cara a un público más mayor. El principal de ellos es Theo, el pastelero. Sin desvelar ningún dato sobre el personaje, se puede ver un trasfondo en el que no hay una gran complejidad, pero se aprecia que le hayan vestido con unas aristas más interesantes. De la misma forma, la concepción de Bruno en la historia, se realiza como una némesis de Theo. Así, ambos consiguen labrar una confrontación que logra dotar de intriga y suspense al film. Sin embargo, su resolución es demasiado fácil. Luego, el resto de personajes cumple con su función dentro de la historia, por lo que se puede echar en falta algo más de expansión en el universo. Pese a ello, gracias a esos protagonistas tan gráciles, el film se disfruta sin problemas.
Divertida y tierna
Bajo la dirección de Ute von Münchow-Pohl, Los Elfkins muestran otro tipo de animación, en este caso, alemán, que deja ver el talento que hay en la industria animada en el continente europeo. Pese a su bajo presupuesto, resuelve muy bien la técnica utilizada visualmente. Prueba de ello es lo atrayente y sugestiva que es durante las secuencias de los pasteles y la cocina en sí, llevando al espectador a introducirse en ese universo colorido y lleno de azúcar. Ese es su mayor fuerte, conseguir que el público navegue en ese buen rollo y en toda esa energía que emana del propio film. También hay que valorar el haber obtenido esas sensaciones y emociones por parte del público, gracias a la imagen. Asimismo, el diseño de los personajes y de los escenarios tiene un acabado muy suave y juguetón.
Estos aspectos estéticos se unen con la propia identidad del film, siendo una explosión de dinamismo. Por tanto, el montaje de la cinta goza de un ritmo muy llevadero, que sabe sacar partido a su corta duración, dado que condensa perfectamente la acción que transcurre a lo largo del film. Únicamente, hay alguna pequeña parte donde se ralentiza, como algunos focos o alivios cómicos, como el perro, que pueden distraer al espectador y no funcionan como debieran. Aun así, pese a esas mejoras, rápidamente lo equilibra al volver a poner en el foco la historia principal. Por otro lado, es cierto que hay una visión algo previsible en cuanto al final del propio film y cómo se traduce el proceso, pero ello no quita que llegue a buen puerto sus intenciones. Es decir, la película divierte, alegra y triunfa en su carácter familiar.
Conclusión
Los Elfkins es una película de animación que triunfa en su carácter alegre, divertido y con una luminosidad edulcorada que enternece. A través de unos personajes alocados, se transfiere un canto de nostalgia, de niñez, de lucha y de superación, que se adereza con un ritmo muy entretenido. Cautiva por el factor emocional. Además, la animación está muy trabajada, dejando un resultado que hace que el espectador se sumerja en ese universo colorido y dulce. En ocasiones, puede ser demasiado luminoso o hay aspectos que distraen, pero se equilibra con una buena ejecución del dinamismo visual. Una aventura muy alegre, que dulcificará la experiencia audiovisual de grandes y pequeños con un mensaje positivo envuelto en ternura.