Tanto la novela de El nombre de la rosa como su adaptación cinematográfica gozan de una excelente y justa reputación. La obra de Umberto Eco, lanzada en 1980, supuso un gran éxito literario, quizá un tanto inesperado, y subsecuentemente pronto se preparó una adaptación cinematográfica. A cargo de la dirección estuvo el francés Jean-Jacques Annaud, y en el reparto estaban incluidos Sean Connery, Christian Slater, Michael Lonsdale y F. Murray Abraham. Analizar y comparar libro y película es ya de por sí interesante, pero además nos servirá para homenajear a Sean Connery, que construyó uno de sus papeles más logrados con esta adaptación.
Crítica de 'El nombre de la rosa'
Resumen
- 1 Crítica de 'El nombre de la rosa'
- 2 La abadía del crimen
- 3 Pequeños guiños en clave
- 4 Qué filmar, y qué obviar
- 5 Llegada a la abadía
- 6 El aspecto de El nombre de la rosa
- 7 El amor por los libros
- 8 Con la Inquisición hemos topado
- 9 Sean Connery, que estás en los cielos
- 10 Y los demás
- 11 Conclusiones de 'El nombre de la rosa'
Película. El nombre de la rosa
Ficha Técnica
Título: El nombre de la rosa
Título original: Der Name der Rose (Le nom de la rose)
Reparto:
Sean Connery (William von Baskerville)
Christian Slater (Adso von Melk)
F. Murray Abraham (Bernardo Gui)
Michael Lonsdale (Der Abt)
Valentina Vargas (Das Mädchen)
Ron Perlman (Salvatore)
Feodor Chaliapin Jr. (Jorge de Burgos)
William Hickey (Ubertino de Casale)
Volker Prechtel (Malachia)
Año: 1986
Duración: 131 min.
País: Alemania
Director: Jean-Jacques Annaud
Guion: Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin, Alain Godard (Novela: Umberto Eco)
Fotografía: Tonino Delli Colli
Música: James Horner
Género: Intriga. Drama
Distribuidor: Araba Films
Tráiler de 'El nombre de la rosa'
Sinopsis
Siglo XIV. Todo comienza una hermosa mañana de finales de noviembre de 1327, cuando un monje franciscano y antiguo inquisidor, acompañado de su novicio discípulo –quien relata la historia– acuden a una abadía benedictina situada en el norte de Italia para resolver un crimen. Durante su estancia van desapareciendo misteriosamente más religiosos, a quienes después hallan muertos. Poco a poco, gracias a la información aportada por algunos monjes, Guillermo va esclareciendo los hechos. El móvil de los crímenes parecen ser unos antiguos tratados que se custodian en la biblioteca del complejo, de la cual se dice que es el mayor del mundo cristiano. ¿Quién es el asesino? ¿Qué motivó la muerte de sus víctimas? Nadie lo sabe…
Premios
- 2 Premios BAFTA: Mejor actor (Sean Connery) y maquillaje. 1987
- Premios César: Mejor película extranjera. 1986
- Premios David di Donatello: 5 premios, incluyendo Mejor fotografía. 1986
- 3 premios del Cine Alemán, incluyendo Mejor actor (Sean Connery). 1987
Novela. El nombre de la rosa
- Peso del producto : 499 g
- Tapa blanda : 784 páginas
- ISBN-13 : 978-8497592581
- Dimensiones del producto : 12.5 x 2.9 x 19 cm
- Editorial : DEBOLSILLO; 009 edición (4 julio 2018)
- Idioma: Español
Donde comprar la novela
- Eco, Umberto (Autor)
Donde se puede ver la película
La abadía del crimen
El nombre de la rosa, como fenómeno literario, fue un éxito bastante improbable. Si bien su mezcla de novela policiaca, crónica medieval y novela gótica a primera vista parece bastante sugestiva, el contenido incluye cantidades enormes de teología, largas discusiones filosóficas y extensos incisos en latín. La peripecia criminal es uno de los elementos de un trozo de medievo documentado de forma apabullante por Umberto Eco, que ya había escrito varios libros de estética medieval y conocía el período histórico al dedillo.
Fue la primera novela publicada por el escritor italiano, que ya llevaba una larga carrera como ensayista y filósofo. Según apunta en las "Apostillas a El Nombre de la Rosa", se decidió a escribir una novela simplemente porque le apetecía. Y todo partió de una premisa tan desconcertante como aleatoria. Quería envenenar a un monje. La elección de la época estaba clara, su dominio sobre la idiosincrasia de la Edad Media abría un sinfín de posibilidades
El hecho de que fuera un fenómeno literario es una tarea compleja y fácil de explicar a un mismo tiempo. El texto resulta apasionante, Eco es capaz de amueblar el siglo XIV de una manera rigurosa e interesante. Y quizá el lector, además de verse inmerso en una inquietante trama criminal, se ve fascinado por la prolija erudición de Umberto Eco. Eso sí, es recomendable que la edición que elijamos cuenta con un anexo con las traducciones de los párrafos en latín, para comprender mejor la novela. Y si trae las mencionadas Apostillas, mejor que mejor.
Pequeños guiños en clave
Umberto Eco aprovecha para introducir varios guiños, reflejos de una propia mitología personal, que son de interés para comprender mejor la historia. El personaje principal, Guillermo de Baskerville, sería una amalgama de Guillermo de Ockham (filósofo y teólogo contemporáneo a la historia de la novela, y firme defensor de la lógica y el raciocinio) y Sherlock Holmes (recordemos la famosa novela de Conan Doyle El sabueso de Baskerville). Lo cual cuadra perfectamente con el personaje, como veremos, que destaca por su metodología racional y sus impresionantes dotes deductivas.
No es la única referencia en El nombre de la rosa. Como comprobaremos más adelante, uno de los personajes principales es el siniestro fraile Jorge de Burgos, que es un homenaje confeso al genial Jorge Luis Borges. Comparte con él la ceguera, el humor irascible y una relación muy estrecha con una descomunal biblioteca. Otros rasgos que elige Eco son los propios de la novela gótica tradicional: un entorno siniestro que oculta un peligroso secreto, predominio de las penumbras y la nocturnidad, y continuos flirteos con lo inexplicable o lo terrorífico.
Otra característica de estilo es la detallada crónica de la vida abacial en la época del medievo, detallando todas las actividades de los frailes. Eco marca el tiempo, incluso, en función de las horas litúrgicas que componen la vida en la abadía (maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas). La descripción que se da de la arquitectura es excelente, y en general el dibujo que hace de la ficticia abadía es tan preciso que no es difícil que nos transporte siete siglos atrás.
Qué filmar, y qué obviar
Annaud estaba fascinado con el proyecto, de tal modo que se involucró durante cuatro años para finalizar la película. Comenzó poco después de acabar En busca del fuego (1981). La primera tarea ardua fue encontrar las localizaciones apropiadas. Al final, la película se filmó en dos lugares, en una colina cercana a Roma y en el monasterio alemán de Kloster Eberbacj, cerca de Frankfurt. La abadía ficticia de la novela se supone que está en el norte de Italia, aunque no se dice su nombre ni se detalle en demasía su localización. Como mucho se cuenta que pertenece a la orden benedictina.
La más complicado de El nombre de la rosa es sacar un guion cinematográfico de la novela. De ahí que se optase por mantener los elementos más claramente narrativos. Es decir, no es muy necesario que en la película aparezcan las conversaciones sobre el uso medicinal de las hierbas, óptica, iluminación de manuscritos o bestiarios. Se hizo hincapié mayormente en la trama policíaca.
En la novela de El nombre de la rosa hay una parte relevante dedicada a asuntos sociales y políticos de la Baja Edad Media que pueden leerse en clave. Se hace referencia a los dulcinistas, un grupo religioso condenado por herejía que proclamaba la vuelta de la Iglesia a la pobreza y que refrendaban sus ideales con actos violentos contra sacerdotes y obispos. En realidad, los franciscanos, como Guillermo de Baskerville, también pregonan esa pobreza, pero por métodos piadosos. Aun así, el Papa estuvo cerca de condenarlos también por herejes. De hecho, la excusa para que Guillermo llegue a la abadía es un debate teológico con una legación papal sobre si Cristo era pobre, y por lo tanto la Iglesia debería ser pobre. Lo que ocurre es que empiezan a aparecer frailes muertos por doquier.
Llegada a la abadía
Año 1327, a la innominada abadía llega el venerable fraile franciscano Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery) acompañado del novicio y aprendiz Adso de Melk (Christian Slater). En principio viene, junto con otros compañeros de su orden, para participar en el debate con la legación papal que comentábamos antes. No obstante, un hecho terrible acaba de suceder en la abadía. Un fraile, Adelmo de Otranto, ha muerto al caer desde una torre de difícil acceso. El abad (Michael Lonsdale) y en general toda la congregación, creen que todo se debe a una intervención diabólica.
Guillermo, persona de talante racional (en la senda de Santo Tomás de Aquino, que pretendía llegar a Dios mediante la razón) no cree probable la intervención sobrenatural. Discretamente el franciscano se ocupará de la investigación, ayudado por el joven Adso. La trama policíaca tarda poco en ser propuesta, a diferencia de la novela donde Eco añade unas cuantas florituras e inserta algo de contexto histórico. En ese tiempo la Iglesia sufría una situación cismática. El papado se había trasladado de Roma a Aviñón, pero el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico no reconocía tal papado y se mantenía fiel a Roma. Los franciscanos estuvieron unidos al bando de el emperador.
La llegada de Guillermo y Adso comienza a fascinarnos empezando por los ojos. El entorno de la abadía tiene el encanto particular de la visiones hermosas y tétricas a un tiempo. Annaud aprovecha bien la imaginería religiosa. Hay algo místico y amenazante a la vez en ese lugar, donde cada monje parece ser depositario de un secreto. Entre sombras y perturbadoras localizaciones comienza una investigación que será asombrosa y terrorífica.
El aspecto de El nombre de la rosa
Tenemos un buen ejemplo de que una imagen vale más que mil palabras. O más bien, de que las largas descripciones de Eco son mostradas por Annaud de forma altamente eficiente. En ese aspecto la traducción sensorial de la novela es estupenda. Si en la novela Adso, p.ej, se queda reflexionando ante la visión de un tímpano de la portada de la abadía, en la película todo se sincretizada puramente en imágenes.
Está claro que Annaud muestra todo lo que Eco pretende mostrarnos sobre la abadía. El scriptorium, el refectorium, las celdas de los monjes... Uno de los aciertos de la puesta en escena es la captación nada idealizado de la Edad Media. Olvidemos las historias de príncipes azules de vestimenta impoluta y agraciados castillos de suntuosas estancias. Annaud nos transmite el frío, la suciedad y las condiciones de la época. Todo ello cobra más sentido en la captación de la forma de vida de los aldeanos que viven cerca de la abadía, y que puede entroncar con las pinceladas sociales de la historia.
Eco y Annaud son muy meticulosos en las localizaciones. En El nombre de la rosa se cuida mucho la sensación de inquietud, de las sombras de querencias gótica. Véanse las pesquisas de Guillermo y Adso en el cementerio de la abadía, en la siniestra iglesia o en un lugar destacado de la historia y que tiene una doble significación. Una biblioteca, que a su vez es un laberinto.
El amor por los libros
Uno de las característica de la abadía es la presencia de numerosos, y muy hábiles, copistas y miniaturistas. Por lo que la presencia de libros es inevitable, para júbilo de Guillermo de Baskerville. Sin embargo, los libros están depositados en una biblioteca cuya localización está oculta, y que es accesible mediante pasadizos secretos. Guillermo tratará de dar con ella, pues las muertes de los frailes siguen sucediéndose, y la causa parece que está relacionada con un misterioso libro escrito en griego. Y es que el laberinto es una de las característica más reconocibles de El nombre de la rosa.
Umberto Eco construye el laberinto con un puntillismo matemático asombroso, como si de un diestro arquitecto se tratase. Pero también es capaz de insuflarle un hálito terrorífico, que transmite una sensación de amenaza constante en cada recoveco. Annaud también plasma espléndidamente la construcción del laberinto. Un laberinto de varios niveles, que de algún pueden recordar las paradójicas construcciones de M.C Escher.
Uno de los antagonistas, o de los personajes que sienten una mayor aversión súbita e instintiva hacia Guillermo de Baskerville, es el inquietante Jorge de Burgos. Un anciano fraile que entabla con él una confrontación dialéctica en temas tan sutiles como la licitud de la risa. Jorge de Burgos piensa que el humor y la sátira envilecen al ser humano y le alejan del miedo al infierno. He aquí una soterrada referencia al humor como forma de expresión y como libertad de criterio.
Con la Inquisición hemos topado
Aunque la persona que mejor oficia como villano es Bernardo Gui, personaje que existió en realidad, y que representa la encarnación más fanática y oscurantista del clero. Llega a la abadía con la legación papal para el debate con los franciscanos, pero pronto ejercerá su doloroso papel como inquisidor. Su encono con Fray Guillermo es total, piensa que las muertes de la abadía son obras del maligno y rechaza toda pretensión de razón y lógica. Además descubre que la abadía encubre a dos antiguos dulcinistas.
El nombre de la rosa también tiene la forma de una confrontación entre la razón y el fanatismo. Entre una fe razonable y otra ennegrecida y tiránica. En este sentido Guillermo de Baskerville y Bernardo Gui son dos personajes símbolo con su propia batalla personal.
Sean Connery, que estás en los cielos
Sirva este texto también como homenaje al recientemente fallecido Sean Connery. Quedan pocas duda sobre que su personaje fetiche es Jame Bond, al que aportó un estilo de elegante letalidad; de galán bon vivant con licencia para matar, que seduce a placer mientras salva el mundo. Pero hay mucho más. Su elegancia estuvo siempre intacta, pero se plasmó de muy diversas maneras. Su filmografía tiene brillantes títulos como Marnie la ladrona (1964), La ofensa (1973), Asesinato en el Orient Express (1974), Robin y Marian (1976), Los inmortales (1986), Los Intocables de Elliot Ness de Eliot Ness (1987), La Caza del Octubre Rojo (1990)...
En El nombre de la rosa