Puños de harina es una obra teatral escrita, dirigida y protagonizada por Jesús Torres. En ella se sigue la pista de dos gitanos, de épocas distintas. Por un lado la de un boxeador llamado Rukeli, que pese haber nacido en Hanover, es detestado por la Alemania de Hitler. Por otro lado tenemos la de Saúl, un muchacho andaluz que sufre constantes reprimendas por parte de su padre. La obra ahonda en dos aspectos principales a mi modo de ver, que son la de romper con la concepción heteropatriarcal acerca de la masculinidad y el orgullo por mostrarse tal y como es uno.

Puños de harina ha recibido diferentes distinciones teatrales, como el Premio Teatro AutorExprés por la Fundación SGAE y el Premio Nazario 2020 a Mejor Espectáculo Festival Cultural con Orgullo de Sevilla. Además, la obra ha llegado a representarse en el John Lyon’s Theater de Londres; una autentica hazaña para este joven artista español. La obra se podrá disfrutar hasta el próximo 14 de Febrero en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.



Puños de harina

Crítica de 'Puños de harina'

Ficha Técnica

Título: Puños de harina
Título original: Puños de harina

Reparto:
Jesús Torres

Duración: 90 min. apróx.
Dirección: Jesús Torres
Dramaturgia: Jesús Torres
Voces en off: Eva Rodríguez, Antonio M.M. y David Sánchez Calvo
Diseño de iluminación:
Jesús Díaz Cortés
Técnico de iluminación:
Nuria Henríquez
Videoescena:
Elvira Zurita
Escenografía y vestuario:
Mario Pinilla
Espacio sonoro y música:
Alberto Granados Reguilón
Coreografía:
Mercé Grané
Entrenamiento personal:
Diana Caro
Entrenador de boxeo:
Nelson Dotel
Diseño gráfico:
José Ponce de León
Fotografía:
Moisés F. Acosta
Jefa de prensa:
Raquel Berini
Asesoramiento:
Antonio Villar
Con el apoyo de: Europa2020, AECID Programa Ventana, INAEM, Junta de Andalucía y Comunidad de Madrid.
Producción: El Aedo Teatro

Tráiler de 'Puños de harina'

Sinopsis de 'Puños de harina'

Puños de harina es una obra que reflexiona sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad.

Si me abrieran la cabeza, encontraría dentro un guante de boxeo. Es en lo único que pienso. Sé que el boxeo va a salvar a este gitano.

Puños de harina es un combate de boxeo teatral que cuenta la historia de cómo Rukeli, Saúl y otros gitanos lucharon, resistieron, murieron y sobrevivieron al Holocausto y a la sociedad; pero también es la historia de cómo algunos hombres se esfuerzan por encajar en el concepto ideal de “ser hombres de verdad”, en un contexto que los rechaza por su raza u orientación sexual. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ).



Puños de harina
Foto de Teatro Fernán Gómez

Deconstruyendo la masculinidad

Puños de harina arranca de una forma muy poética y brillantemente plasmada en escena; haciendo uso de una metáfora, que engloba todo el espíritu de la obra. Esta primera aproximación ya nos deja entrever, por cual dirección nos va a querer llevar el autor, invitándonos a un viaje de lágrimas, sangre, dolor y esperanza. El planteamiento que tiene Puños de harina es audaz e imaginativo, pero sobre todo acaba siendo una obra llena de pasión y emotividad.

Últimamente se está ahondando en conceptos, que a priori nos pueden resultar un tanto abstractos, como es el caso de la masculinidad. Siempre se nos ha inculcado desde bien pequeñitos, que la masculinidad estaba vinculada hacia un tipo de virilidad algo estereotipada; es decir, la de que alguien que fuera varón tenía que ser de carácter rudo o agresivo. Puños de harina viene a desmontar está falacia por muchos compartida, haciendo ver que la masculinidad no trata para nada de eso.

La obra demuestra que hay infinidades formas de concebir la masculinidad y que ninguna es más correcta que la otra. ¿A caso un hombre por llorar es menos hombre? O ¿A caso un hombre por ser homosexual, ya queda despojado de toda masculinidad? Son algunas de las preguntas que planteara esta obra, que por muy absurdas y ridículas que nos puedan parecer al leerlas, siguen estando incrustadas en el imaginario colectivo de la inmensa mayoría.

Jesús Torres
Foto de Teatro Fernán Gómez

El orgullo de ser gitano

Mucho se ha hablado de la persecución que sufrieron los judíos por parte de los nazis, pero poco se habla de otras víctimas del holocausto, como lo fue la etnia gitana.  La historia del personaje de Rukeli, se basa en la fascinante historia real del boxeador Johann Trollmann; boxeador que desafió al nazismo, el cual le trataba de humillar y despreciar únicamente por ser gitano. Me parece que el texto de Jesús Torres, une de manera brillante la figura de este boxeador con la del personaje de Saúl; que al fin y al cabo, no llega a ser tan distintas entre sí, en cuanto a sus motivaciones vitales se refiere. Los dos quieren mostrarse al mundo tal y como son, sin pretender ser lo que la sociedad espera de ellos.

La historia de Saúl no deja de ser menos fascinante, que la de Rukeli. Un muchacho andaluz que desde muy joven ha sufrido los golpes de su padre, por no ser lo que él esperara que fuera. Esta historia está llena de mucha emotividad y causa mucha empatía hacia el espectador, debido al  tormento por el que debe lidiar el personaje de Saúl. Se nota que el autor  tiene un cariño y respeto inmenso por los dos personajes y eso se nota en cada instante de Puños de harina.

Jesús Torres
Foto de Teatro Fernán Gómez

Pura energía teatral

Jesús Torres se deja el alma durante toda la función, y eso acaba llegando al espectador. Una obra que él se la guisa y él se la come, aunque todo está milimetrado a la perfección tanto artísticamente como en la parte técnica. La iluminación y puesta en escena de Puños de harina es arrebatadoramente hermosa y guía perfectamente al espectador, al mundo interior de ambos personajes. En lo que respecta a la interpretación de Jesús, creo que por muchos calificativos que le ponga en esta crítica, no podría hacer total justica a lo que llega a trasmitir en escena.

Es una gran noticia que en los tiempos que corren, haya autores jóvenes como Jesús Torres no solo con un talento enorme  y con una visión particular de las cosas, sino que también se atrevan a arriesgar en las propuestas artísticas que realizan.  Por muy obvio que ya haya quedado a lo largo de esta crítica, Puños de harina es una obra verdaderamente necesaria en la actualidad y que pone en evidencia una falacia mil veces contada. Esa calidad que envuelve a esta historia y a su trasfondo por parte del creador, pocas veces se llega a ver en el teatro y creo que con Puños de harina, se consigue con creces este cometido.

Puños de harina
Foto de Teatro Fernán Gómez

Conclusión

Puños de harina es una obra teatral que pretende ahondar en el concepto de la masculinidad, a través de dos historias fascinantes. También hay que recalcar el otro aspecto con el que trabaja la obra, que es el referido al orgullo por lo que uno es de verdad. Una obra que es como una sacudida al corazón llena de pasión y energía sanadora, ofrecida por el gran dramaturgo Jesús Torres. A todos aquellos que estéis pensando en ir a verla, no dudéis ni un segundo, porque seguro que os sorprende y os hace replantear muchas cosas. En definitiva una experiencia teatral única, de la mano de Saúl y Rukeli.

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Daniel Jimenez
Graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Europea de Madrid y aspirante a guionista. Amante del séptimo arte, por obra y gracia de Bergman y Fellini. Se me puede encontrar casi todos los días de la semana, en la cafetería del Doré.
punos-de-harina-critica-teatroUna obra teatral que pretende ahondar en el concepto de la masculinidad, a través de dos historias fascinantes. También hay que recalcar el otro aspecto con el que trabaja la obra, que es el referido al orgullo por lo que uno es de verdad. Una obra que es como una sacudida al corazón llena de pasión y energía sanadora, ofrecida por el gran dramaturgo Jesús Torres. A todos aquellos que estéis pensando en ir a verla, no dudéis ni un segundo, porque seguro que os sorprende y os hace replantear muchas cosas. En definitiva una experiencia teatral única, de la mano de Saúl y Rukeli.

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