El pasado 4 de abril se estrenó Una cuestión de formas en el Teatro Infanta Isabel. Adaptación de la obra original "The Shape of Things" de Neil LaBute, regresa a los escenarios madrileños de mano de Elda García-Posada. Dirigida por Andrés Rus, cuenta en el reparto con Esther Acebo, Bernabé Fernández, Chema Coloma y Lluvia Rojo. Una producción de Calibán Teatro, conocida por éxitos como "La extraña pareja" o "Acreedores". Se representa de miércoles a domingo hasta el 5 de mayo en el Teatro Infanta Isabel.



Estreno de Una cuestión de formas

Crítica de 'Una cuestión de formas'

Ficha Técnica

Título: Una cuestión de formas
Título original: The Shapes of Things

Reparto:
Esther Acebo (Evelyn)
Bernabé Fernández (Adam)
Chema Coloma (Philip)
Lluvia Rojo (Jenny)

Duración: 120 min. apróx.
Dirección: Andrés Rus
Versión y traducción: Elda García-Posada
Autoría original: Neil LaBute
Diseño de Iluminación:
Juanjo Llorens
Diseño de escenografía y vestuario:
Mónica Teijeiro
Coordinación técnica: José Manuel «Ciru» Cerdeiriña
Cartel y diseño gráfico: Geraldine Leloutre
Vídeo: Bárbara Sánchez Palomero
Prensa y comunicación: María Díaz
Distribución: Mara Bonilla MB Distribución
Producción: Calibán Teatro

Tráiler de 'Una cuestión de formas'

Sinopsis de 'Una cuestión de formas'

Una cuestión de formas nos presenta a Adam, un chico algo aburrido y anodino, que trabaja en sus ratos libres como vigilante de un museo en una pequeña ciudad universitaria. Un día conoce a Evelyn, una atractiva, temperamental y transgresora estudiante de arte entregada en cuerpo y alma a preparar el proyecto final para su tesis. Ambos inician una intensa relación amorosa que revoluciona el convencional mundo de Adam (el cual estará dispuesto a cambiar cualquier rasgo de su persona por ella). Sin embargo, su transformación física y emocional no tardará en afectar a su amistad con Jenny y Philip y en dar lugar a consecuencias inesperadas para todos. (TEATRO INFANTA ISABEL). 



Una cuestión de formas
Foto de Calibán Teatro

Un guion arriesgado

Considerado uno de los títulos de mayor éxito de Neil LaBute, Una cuestión de formas regresa a los escenarios de la mano de Elda García-Posada, que es quién se ha encargado de esta nueva versión. El texto original de LaBute es una oda al humor ácido en su máximo esplendor, utilizando verdaderas reflexiones aderezadas con una comedia negra que, sin duda, es todo un riesgo. En esta adaptación, se plantean los dilemas imprescindibles para traer el mensaje de LaBute, que navegan por los límites del arte, las relaciones personales, los cambios vitales y la autopercepción. Por ello, se aplaude que llegue al público, dejando momentos auténticamente hilarantes, demostrando que la esencia de la pieza está ahí.

El conflicto que se encuentra es que al ser un libreto de tal dificultad, ejecutarlo se convierte en una misión muy complicada, donde los golpes de humor deben ser directos, sin preámbulos y sin dar rodeos. Por ello, se percibe una falta de este efecto, de ir hasta lo más profundo de la ironía, del sarcasmo, de la crueldad que provoca incomodidad al mismo tiempo que sonrisas cómplices, quedándose más en un plano dramático que no sienta bien del todo a la pieza. En consecuencia, varias de las frases más puntiagudas no consiguen obtener su efecto y se mueven en la línea entre lo políticamente incorrecto y la ofensa. Con lo cual, sería importante seguir trabajando en la mirada hacia el texto y el código por el que se desea deambular.

Teatro Infanta Isabel
Foto de Calibán Teatro

El experimento

Esther Acebo, Bernabé Fernández, Lluvia Rojo y Chema Coloma son los encargados de protagonizar Una cuestión de formas. En primer lugar, Esther Acebo toma el liderazgo de la pieza como una desinhibida Evelyn. Se aplaude la naturalidad con la que afronta su personaje, así como la contundencia que ofrece en escenas como el monólogo final, donde logra cautivar a la audiencia. Sin embargo, podría dar todavía mucho más, dejar de pisar el freno y meterse de lleno en la locura que le ofrece su personaje. Con lo cual, se echa en falta más matices, que haya ese histrionismo controlado que podría dar más perspectiva a su trabajo interpretativo. Bernabé Fernández consigue una labor dramática brillante, con una evolución en su personaje muy bien desarrollada. Únicamente, podría darle algo más de humor, aprovechar los puntos que le ofrece el montaje y debe vigilar la escucha con sus compañeros.

Lluvia Rojo presenta una propuesta que se basa en el nerviosismo, en esa dulzura normativa, que encaja a la perfección con la personalidad de su personaje. La escena en la que reivindica su “normalidad” es su summum, lo que muestra que navegando en la comedia, se disfruta más sobre las tablas. Además, hay una química muy tierna con Chema Coloma, que le facilita su trabajo en escena. Como mejora, podría plantearse un mayor control tanto de la dicción como de ese nervio que transmite a los espectadores. Por último, Chema Coloma pone la guinda al pastel con un prototipo de masculinidad en la que cumple y da dinamismo a la obra, aunque puede todavía crecerse más.

Teatro Infanta Isabel
Foto de Calibán Teatro

La forma de las cosas

Una vez comienza Una cuestión de formas, se plantea una propuesta escénica atractiva de forma visual, apostando por el impoluto tono blanquecino de lo que emula ser una museo de arte. La estructura va cambiando según las necesidades que le demanda la obra, aunque se excede entre tanto movimiento. Sería interesante intentar comprimir tantas variaciones, para únicamente mostrar aquellas que sean totalmente necesarias. La razón no es otra que no se ve que sea imprescindible para escenas que duran apenas unos minutos. El diseño de iluminación es fantástico, sabiendo dar cuerpo a los espacios y atmósferas, como sucede con la escena del parque. El vestuario también es una elección correcta, aunque podría darle más juego que los trajes del cartel aparecieran en algún momento. También cabe destacar los audiovisuales, en la parte final, que son el perfecto lazo para cerrar la función.

Por otro lado, las transiciones se vuelven algo reiterativas según se analiza la obra en su conjunto. Al haber tanto cambio de escenografía, el esquema se repite en exceso. Aun así, el planteamiento de poner música para que se efectúen es una buena idea, que sintetizándose, marca una identidad de la compañía. Por otra parte, el ritmo de la obra es pertinente, a pesar de su duración, logran que no se perciba en el patio de butacas, lo cual es un buen indicador a la hora de hablar de la obra. En resumen, es un montaje que va por buen camino y que, seguramente, con el paso de las funciones, se sienta más cómoda tanto en lo técnico y artístico como en su identidad arriesgada y ácida.

Una cuestión de formas
Foto de Calibán Teatro

Conclusión

Una cuestión de formas es una comedia arriesgada, que pone en tela de juicio los límites del arte, del amor y de la persona. Así, el libreto de Neil LaBute regresa a los escenarios con una versión que mantiene su esencia, pero en la que se puede aprovechar todavía más su potencial. El reparto logra un resultado más que notable. A nivel técnico y artístico, hay un diseño de escenografía visualmente atractivo, junto con una iluminación muy bien planteada. No obstante, se debe pulir en aspectos como las transiciones, así como en los elementos algo reiterativos, para dar mayor movimiento a la pieza. Con el paso de las funciones, se espera una mayor consolidación en el montaje. Un alegato sobre los límites que se mueve en el humor negro y en lo políticamente incorrecto que aún está buscando su lugar.

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