Alice Diop se estrena en la ficción con una historia basada en hechos reales, que siguió de cerca en primera persona. Rama (Kayije Kagame), la novelista, se acerca al inicio por curiosidad para encontrarse con una serie de preguntas que romperán sus propios esquemas vitales. Tras ganar el Gran Premio del Jurado y Mejor Ópera Prima en Venecia, Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly se estrena en cines este viernes 3 de marzo de 2023.



Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly

Crítica de 'Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly'

Ficha Técnica

Título: Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly
Título original: Saint Omer

Reparto:
Kayije Kagame (Rama)
Guslagie Malanda (Laurence Coly)
Valérie Dréville (La presidenta de la corte)
Aurélia Petit (Maestra Vaudenay)
Xavier Maly (Luc Dumontet)
Robert Cantarella (Consejero general)
Salimata Kamate (Odile Diatta)
Thomas De Pourquery (Adrien)

Año: 2022
Duración: 122 min.
País: Francia
Director: Alice Diop
Guion: Alice Diop, Marie NDiaye, Amrita David
Fotografía: Claire Mathon
Música:
Género: Drama judicial
Distribuidor: Surtsey Films

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Tráiler de 'Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly'

Sinopsis de 'Saint Omer'

Tribunal de Saint Omer. La joven novelista Rama (Kayije Kagame) asiste al juicio de Laurence Coly (Guslagie Malanda), una joven acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla a la subida de la marea en una playa del norte de Francia. Pero a medida que avanza el juicio, las palabras de la acusada y los testimonios de los testigos harán tambalear las convicciones de Rama y pondrán en duda el propio juicio. (Surtsey Films)

Dónde se puede ver la película en streaming



Maternidades monstruosas

La maternidad ha sido ampliamente explorada por el audiovisual en los últimos años, en especial, ese vínculo extraño, a veces dependiente y quimérico entre madres e hijas que se expande  más allá del cordón umbilical. Desde Petite Maman (2021) a Cinco Lobitos o La maternal (2022), hay muchos ejemplos en el cine y la cartelera actual. Pero más singular aún es el estudio de las maternidades monstruosas, esas rarezas como las que aventuró Titane (2021) en algunas escenas.

Saint Omer explora aquella maternidad que escapa a la norma, lo normal, y resulta difícil de mirar, pero también imposible de apartar la mirada, como le sucede a aquellas mujeres que observan el juicio. Esta película no declara a Laurence Coly (Guslagie Malanda) culpable o inocente de un infanticidio, sino que busca ahondar en las causas culturales del modelo de maternidad, y sociedad, que la llevó paulatinamente a perder la identidad hasta desconocerse.

La soledad, la carga mental, la ausencia, el desarraigo, la xenofobia y el rechazo sobrevuelan a Laurence antes incluso de quedarse embarazada. Cuando Alice Diop escenifica qué es una buena o mala maternidad, inevitablemente cada personaje y espectadora mira dentro de casa, y hacia el pasado. No solo a la propia madre sino también al mito, a Medea y toda esa genealogía que construye la ideología occidental. De nuevo, un encuentro cultural, pues es un tribunal francés el que juzga a esta joven de origen senegalés. Junto a Rama, se estudia el ejemplo que tuvo, la madre que podría llegar a ser y la que no quiere imitar.

Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly
Copyright Surtsey Films

Espacios acotados, ideas rígidas

Alice Diop mantiene una seña singular en la forma de enmarcar las escenas para resaltar a sus protagonistas. Por ejemplo, tanto la jueza como Laurence Coly se encuentran continuamente enmarcadas por líneas, rígidas dentro de sus espacios, en sus lugares correspondientes, en sus ideas. Y, en ocasiones, tras una declaración espinosa, Coly sale de su propio marco, un brazo escapa de la línea, huye de la norma, de lo moral a través de su calmada sinceridad. La ropa es otra forma de acotar la identidad: Rama y Laurence visten colores cálidos o terrosos -naranjas, marrones y amarillos-, las madres más mayores visten estampados coloridos, mientras la toga de las abogadas es negra y la de la jueza es roja. Todas estas mujeres se encuentran definidas no solo por sus ideas preconcebidas sino también visualmente.

En Rama se encuentra otro carácter diferencial: su respiración, que empieza a alterarse en el juicio con cada nuevo declaración. En una llamada de teléfono a su pareja, su aire pierde un compás; y, tras el alegato final de la abogada defensora, a muchas de las espectadoras del juicio también les falta el aliento, como si hubieran cargado un peso común durante demasiado tiempo. La resolución de esta detalle escénico se encuentra en el último plano, donde madre e hija descansan juntas hasta que dos respiraciones se convierten en una sola, justo antes de los créditos.

Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly
Copyright Surtsey Films

¿De quién es la culpa?

La tesis de Saint Omer es que no hay justicia final, no existe una sola verdad ni una maternidad natural o una testimonio claro. Saint Omer explora tradición, origen y miedos estructurales, reimaginando otros modelos de maternidad. Rama también los recorre, ya que en la última escena desciende unas escaleras y habita los lugares conocidos siendo una mujer diferente, física y mentalmente. Al poner estas experiencias en común y estudiarlas, se puede romper la cadena de violencia, soledad e incomunicación que se ha heredado durante generaciones, de madres a hijas, y que son incompatibles con una vida plena y libre.

Reportaje de Saint Omer  en Días de Cine TVE

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CINEMAGAVIA
8,5 / 10
85 %
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Alba Puerto Martín
Licenciada en Periodismo y  Comunicación Audiovisual, Máster en Crítica de Cine. Escribí en varios medios sobre cine, también he sido locutora de radio y ahora tengo un canal de YouTube: Alba Puerto.
saint-omer-pelicula-critica-estreno-cineLa tésis de Saint Omer es que no hay justicia final, no existe una sola verdad ni una maternidad natural o una testimonio claro. La película explora tradición, origen y miedos estructurales, reimaginando otros modelos de maternidad. Rama también los recorre, ya que en la última escena desciende unas escaleras y habita los lugares conocidos siendo una mujer diferente, física y mentalmente. Al poner estas experiencias en común y estudiarlas, se puede romper la cadena de violencia, soledad e incomunicación que se ha heredado durante generaciones, de madres a hijas, y que son incompatibles con una vida plena y libre.

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