Rebecca dirigida por Alfred Hitchcock está basada en la novela homónima de Daphne du Maurier publicada en 1938. Tan solo dos años después se estrenaba en Estados Unidos la adaptación cinematográfica que fue galardonada con el Óscar a la Mejor Película.
La historia, creada por la novelista británica, enganchó de inmediato al mago del suspense y sus influencias llegan hasta nuestros días. Tras el fallido remake del año 2020 producido por Netflix, es hora de recordar en Cinemagavia a la inigualable Rebecca de Hitchcock.
Crítica de ‘Rebecca’
Resumen
Ficha Técnica
Título: Rebecca
Título original: Rebecca
Reparto:
Laurence Oliver ("Maxim" de Winter)
Joan Fontaine (Mrs. de Winter)
George Sanders (Jack Favell)
Judith Anderson (Mrs. Danvers)
Nigel Bruce (Major Giles Lacy)
Año: 1940
Duración: 130 min.
País: Estados Unidos
Director: Alfred Hitchcock
Guion: Robert E. Sherwood, Joan Harrison
Fotografía: George Barnes (B&W)
Música: Franz Waxman
Género: Drama. Suspense
Productora: Selznick International Pictures
Distribuidor: Selznick International Pictures
Tráiler de ‘Rebecca’
Dónde se puede comprar la película
- George Sanders, Judith Anderson, Nigel Bruce (Actores)
- Alfred Hitchcock (Director)
- Calificación de la Audiencia: Pendiente de calificación por edades
Dónde se puede comprar la novela
- Du Maurier, Daphne, Dame (Autor)
Sinopsis de ‘Rebecca’
Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca.
Dónde se puede ver la película
Delicada y trágica a su vez
Rebecca es tan delicada como trágica. Hablamos de una historia en la que subyacen ángulos ocultos del alma humana. Estos, a su vez, conviven con la inocencia del ser que aún no ha sufrido el dolor y conserva las ilusiones intactas.
En la fase inicial de Rebecca vemos a un hombre avanzando hacia el suicidio desde un acantilado. Éste, es salvado por un ángel en forma femenina. Los espacios escenográficos hablan por sí mismos, dando paso a una historia de amor con un inocente comienzo y un incierto final. El mito de Rebecca nace desde la literatura y confluye en el cine para alumbrar una de las películas más importantes de la historia del séptimo arte. El maestro Hitchcock siembra las lineas maestras de su legado para el cine.
La historia narra el romance del aristócrata inglés Maxim de Winter con una humilde joven a la que conoce en un viaje a Montecarlo. El espectador nunca conocerá el nombre de pila de la que será la segunda señora de Winter. Esta despersonalización de la nueva esposa aumenta más si cabe cuando llegan a su nuevo hogar en Inglaterra. Poco a poco, irá descubriendo los oscuros secretos que se ciernen sobre Manderley y el porqué del comportamiento errático de su marido. La sombra de Rebecca se percibe en cada rincón de la morada acechando a los esposos como si aún viviera allí.
Evolución narrativa
En Rebecca hay tantas películas en una sola que no se la podría adscribir a un solo género. De salida, Hitchcock se muestra romántico y sentimental. El cineasta utiliza una sencilla presentación de personajes que repetiría un año después en Sospecha. Además, nos hallamos ante su película más femenina impregnado por los aromas de du Maurier.
Sin embargo, la cinta evoluciona poco a poco hacia un cine más negro, más gótico e incluso más siniestro. La música de Franz Waxman también evoluciona de su alegría inicial hacia un lado más oscuro que es utilizado para impregnar de suspense al filme de Hitchcock. La buena fotografía en el glorioso blanco y negro de George Barnes también fue premiada con el Óscar.
Las interpretaciones y Manderley
La ganadora del Óscar por Las tres caras de Eva, Joan Fontaine, realiza un papel majestuoso interpretando de manera precisa a la nueva señora de Winters. Su personaje se emparenta con una nueva Alicia entrando en el reino de Manderley. Las flores abundan en la mansión. Incluso en los vestidos con los que el personaje evoluciona de chica provinciana a dama de palacio.
Por otro lado, e interpretando al señor de Winter, nos encontramos a un no menos majestuoso Laurence Olivier. Un personaje atormentado que encuentra en su nueva mujer una motivación por la que vivir. Y como no, mencionar a la siniestra señora Danvers interpretada por una tremenda Judith Anderson. Hablamos de un ama de llaves obsesionada con la anterior propietaria de la morada.
Quizás enamorada de Rebecca, Hitchcock le quiso dar un componente lésbico que el código Hays eliminó atribuyendo al mago del suspense una perversidad moral inapropiada. Danvers, parece excitarse cuando admira la ropa interior de Rebecca o cuando se pasa por su rostro un abrigo de piel ante la mirada atónita de la nueva esposa. Ésta, aparece cada vez más aturdida ante el complejo mundo de la morada. Los fantasmas, reales o imaginados, llenan Manderley.
Y es que este palacio-morada es el personaje más importante de la acción. Sí para Orson Welles, Xanadú fue su medio escenográfico de referencia en Ciudadano Kane, para Hitchcock lo sería Manderley en Rebecca. Dos mansiones que marcaron ambas carreras de por vida. Casi podríamos hablar de un libro de estilo para su manera de entender el cine.
Conclusión de 'Rebecca'
Rebecca es en conclusión mucho más que una buena película. Hablamos de una obra donde cada elemento cinematográfico ocupa la posición adecuada. El filme está marcado por una mirada al romanticismo pero también a la pura tragedia griega. El tormento aparece como símbolo mitológico de la visión femenina que supo interpretar como nadie Joan Fontaine. Ella, la joven sin nombre, es representada como la virgen que a su vez se purifica con el fuego de Manderley. El inicio de Rebecca es también el epílogo del filme y con ello se completa el círculo de una obra cumbre para la historia del séptimo arte. O sea, el cine antes de Netflix.
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